Tanto Coca-Cola como McDonald’s intentan adaptarse a los cambios de comportamiento de los hogares estadounidenses, que reclaman alimentos más sanos y se preocupan por enfermedades como la diabetes y la obesidad.

En Estados Unidos, donde dos de cada tres adultos y uno de cada tres niños son obesos o tienen sobrepeso- la obesidad es un problema de salud pública. Y gran parte de la misma es atribuida al consumo excesivo de azúcar. 

Para mantener su atractivo, Coca-Cola se diversifica. Acaba de comprar actividades de bebidas vegetales y de bebidas proteicas a base de cereales y legumbres en China, luego de quedarse con una participación de 16% en Monster, el productor de bebidas energizantes, confeccionadas a base de cafeína o taurina.

Por su parte, McDonald’s, aún afectado por un escándalo sanitario en Asia, decidió suspender por ahora la apertura de nuevos restaurantes y concentrarse en la calidad de los alimentos que sirve.