Cuando el aliento se torna ofensivo para los demás, hasta el punto de afectar la interacción social, y no mejora con la limpieza oral , se debe consultar al odontólogo y, en casos crónicos, a otros especialistas para que diagnostiquen la causa y prescriban un tratamiento.

Muchas veces el mal aliento o halitosis está asociado con la producción de compuestos sulfúricos volátiles por parte de las bacterias que degradan los restos de alimentos en la boca. La falta de higiene oral, las caries , gingivitis o periodontitis no atendidas, y el uso de prótesis dentales que no se higienizan correctamente, favorecen la proliferación de bacterias y el mal aliento.

Pero no siempre la halitosis se debe a problemas bucales, y requiere un abordaje multidisciplinario, señala el odontólogo Rodolfo Epifanio, especialista en medicina oral e implantes dentales. Hay que descartar una infección nasal, nasofaríngea, de las amígdalas o sinusitis crónica , agrega. El reflujo gastroesofágico, algunas enfermedades hepáticas avanzadas, la diabetes descompensada y la enfermedad renal, igualmente pueden inducir cambios en el aliento.

En la población de la tercera edad pueden darse situaciones como la artritis , que en algunos casos impida una higiene adecuada al no poder agarrar bien el cepillo o el hilo y favorece que haya más placa dental. Igualmente pueden faltar piezas dentales, que son reemplazadas con prótesis, y si éstas no se limpian bien, acumulan restos de comida y bacterias. Una dieta rica en alimentos refinados o procesados, que son degradados fácilmente por las bacterias, favorece la producción de compuestos volátiles que ocasionan mal aliento. Y la ingesta de diferentes medicinas –para hipertensión, el corazón, diabetes, antidepresivos, etc.– asimismo  influye en la halitosis, ya que estos tienden a bajar la secreción salival. La saliva ayuda a “lavar” o remover bacterias y alimentos, y contiene compuestos que ayudan a combatir los ácidos producidos por las bacterias.

No es común que un cáncer oral cause halitosis.