El gobierno italiano aprueba la regularización de inmigrantes empleados en el campo y en el trabajo doméstico, según tiene previsto el Consejo de ministros que se reúne esta tarde. Al acuerdo se ha llegado después de días de discusiones y fuerte tensión en la mayoría gubernamental. Una parte del Movimiento 5 Estrellas se oponía a la regularización, por considerar que se hacía un favor político a la Liga y a Fratelli d’Italia, opuestos a esa medida. El acuerdo prevé un permiso temporal de trabajo de seis meses para quien ha trabajado regularmente en el sector agrícola y doméstico y no haya cometido delitos en los últimos cinco años. «La intención del gobierno es garantizar la dignidad de las personas, la protección de la legalidad y las necesidades del mercado laboral», ha manifestado la ministra del Interior, Luciana Lamorgese, esta mañana en el Senado.

Hace justamente un mes, la ministra la ministra de Agricultura, Teresa Bellanova, exsindicalista y exmilitante del Partido Democrático, hoy en las filas de Italia Viva, partido de Matteo Renzi, planteó la regularización de 600.000 inmigrantes ilegales, porque «se debe prevenir la emergencia en los guetos, acabar con su explotación y garantizar a las empresas mano de obra». Con gran fuerza se opusieron entonces los partidos de extrema derecha, abriéndose un fuerte debate. No está aún claro el número de inmigrantes que al final podrán ser regularizados.

Se cree que al final los inmigrantes legalizados no llegarán a la mitad de la propuesta inicial de la ministra. En cualquier caso, serán cientos de miles, porque a los empleados del campo se deben añadir los del trabajo doméstico, según destaca la ministra Teresa Bellanova: «Este es un problema de credibilidad de las funciones institucionales, porque están en juego temas como la legalidad, la emergencia sanitaria, la justicia social y la lucha al “caporalato” (se denomina así al sistema ilegal de reclutamiento de mano de obra mediante los caporales) que alimenta a las mafias. Hablamos también de cientos de miles de empleados domésticos y cuidadores de nuestros ancianos, de niños y discapacitados, trabajadores que tienen derecho a que se les reconozca su dignidad», manifiesta la ministra a La Republica.

Al límite con la esclavitud

En definitiva, el objetivo del gobierno es que acabar con el trabajo negro y evitar la explotación a la que están sometidos los jornaleros del campo, además de que el campo y el servicio doméstico cuente con una mano de obra legalizada, necesaria para la economía del país. Hasta ahora, los caporales que reclutan a inmigrantes los someten a horarios y salarios al límite con la esclavitud. Se les suele ofrecer entre 1 y 3 euros la hora, aunque a veces se les paga según las cajas de frutas que llenen. No solamente se explota a los inmigrantes, también trabajan en el campo italianos.

Todo el país recuerda, entre otros casos, el de Paola Clemente, de 49 años, con tres hijos, que murió de infarto por el calor y la fatiga mientras recogía uvas. Su marido, Stefano Arcur, contó la historia prácticamente de esclavitud de Paola: «Salía de casa a las dos de la madrugada, en San Giorgio Jonico (región de Apulia, en el sur de Italia) . Cogía el autobús y llegaba a las cinco y media a las viñas de Andria (distante a 170 kilómetros). En casa volvíamos a verla no antes de las tres de la tarde, en algunos días incluso a las seis. Ganaba 27 euros al día». Historia trágica también la de Paolo Fusco, de 55 años, también con tres hijos, hoy recordado en los medios italianos: Murió por infarto en Giugliano de Campania (Nápoles) mientras cargaba sandías, sin descanso, en pleno verano, por 40 euros la jornada. Son dos casos famosos, pero el elenco podría ser muy largo.

Sin duda, la regularización de los inmigrantes tiene una muy importante lectura política y socioeconómica. Algunos agricultores se lamentaban en estos días de las enormes perdidas que les estaba suponiendo la emergencia sanitaria por el confinamiento. Se han perdido cosechas. Ahora, Coldiretti, la organización más importante de asistencia y apoyo a los agricultores, manifiesta su comprensión con la medida del gobierno, pero también la critica: «No resuelve los problemas del mundo agrícola, porque los tiempos de la regularización no coinciden con los de las empresas», afirma el presidente de Coldiretti, Ettore Prandini, explicando que en el campo las necesidades son inmediatas mientras que la regularización llevará tiempo.

Fuente: ABC