El viento soplaba, las nubes bloqueaban el sol y el mar estaba picado y frío, pero a Hagai Mayer y sus dos amigos no les importaba. Querían ver tiburones.

Cada invierno, a medida que desciende la temperatura del mar, los tiburones que buscan aguas más cálidas se dirigen a la costa del norte de Israel, atrayendo a entusiastas que se sumergen con la esperanza de avistar a los enigmáticos depredadores. 

Decenas de tiburones, que pueden alcanzar hasta tres metros de longitud, convergen cerca del burbujeante chorro de agua que se usa para enfriar las turbinas de una central eléctrica cerca de Hadera y que va a dar al mar.

El sitio se ha convertido en un imán no solo para los tiburones sino también para investigadores y personas como Mayer, un residente del cercano kibutz Nahsholim, que en una fría mañana de febrero se estaba preparando para practicar el esnórquel. 

“Estamos aquí para visitar a los tiburones, lo hemos estado haciendo durante los últimos años, siempre que tenemos una oportunidad”, dijo. 

Ver a los grandes animales bajo el agua en un hábitat natural es “una descarga de adrenalina que ni siquiera se puede describir”, dijo. 

“Para mí, los encuentros con animales salvajes en la naturaleza son el nivel más alto de emoción, ciertamente con animales impresionantes como estos”, agregó. 

– ‘No hay razón para tener miedo’ –

Los científicos no están completamente seguros de qué es lo que atrae a los tiburones a esa pequeña franja próxima a la central eléctrica de Hadera, pero están seguros de que “tiene algo que ver con la temperatura del mar”, dijo Adi Barash.  

El estudiante de doctorado, que investiga tiburones en el Instituto de Estudios Marítimos Leon Recanati de la Universidad de Haifa, dijo que el fenómeno de Hadera, que existe en menor medida en las centrales eléctricas más pequeñas del sur de Israel, no ocurre en otras partes del mundo. 

Los tiburones, según Barash, tienen una reputación injustificadamente mala que les está costando la vida. 

“La película ‘Jaws’ creó un cambio muy significativo en la percepción de la gente,” promoviendo un “miedo primordial que fomenta los asesinatos masivos de tiburones, totalmente desproporcionados en relación al peligro que representan”, dijo. 

“Un tiburón no es peligroso, no hay razón para temerlo”, continuó Barash, señalando que mueren más personas al resbalar en la ducha que por los tiburones. 

“Por supuesto que debes tratarlos con respeto, es un animal salvaje y un depredador, pero no es peligroso para las personas”. 

No ha habido noticias en décadas de ataques de tiburones a personas en la costa mediterránea de Israel. 

– Acercarse –

Si bien los tiburones han estado visitando Hadera durante al menos 20 años, su número ha ido en aumento debido al aumento en el tamaño de la central eléctrica y al cumplimiento de la legislación que los protege. 

Ran Golan, cuyo club de buceo “Out of the Blu” se especializa en guiar a la gente en el sitio de Hadera, dijo que los fines de semana soleados del invierno atraen a cientos de personas a bucear, nadar, o simplemente observar a los tiburones desde la orilla cercana. 

Barash, quien encabeza el grupo de Facebook “Tiburones en Israel”, también es parte de una coalición de expertos y activistas que educan a los visitantes del sitio de Hadera. 

Barash espera que “podamos hacer un buen uso de la proximidad entre el público y los tiburones, que es casi imposible crear en cualquier otro lugar”. 

– ‘Como una película de terror’ –

El arroyo de la planta de Hadera crea turbulencias que hacen que el buceo en las aguas relativamente poco profundas sea un desafío, y Golán informa a un par de buceadores antes de llevarlos al agua en esa misma mañana fría. 

Al salir del agua casi una hora más tarde, Eyav Zuckerman, que realizaba la inmersión por primera vez, sonreía ampliamente. 

Durante la mayor parte de la inmersión no vio mucho más que una cola, dijo Zuckerman, de Yokneam, en el norte de Israel. 

Pero cuando su tiempo bajo el agua estaba a punto de terminar, su grupo se encontró con dos tiburones, uno de ellos cruzando justo enfrente de la cara de Zuckerman. 

La visibilidad limitada hizo que la aparición inesperada del tiburón pareciera “algo de una película de terror”, dijo. 

“Pero cuando tienes esa hermosa criatura cerca de tu cara, la sensación es totalmente diferente”, narró. 

Su experiencia parecía haber cambiado su percepción de los depredadores marinos. “Deben ser más sensibles y tímidos de lo que dice la gente”, dijo Zuckerman.