Goyo Benito, ex jugador del Real Madrid, ha fallecido a los 73 años, después de sufrir una crisis como consecuencia del coronavirus, según personas de su entorno. El ex futbolista padecía severas patologías previas como consecuencia de un Alzheimer y en el último año había sufrido varias crisis. Se encontraba ingresado en la Residencia Ballesol, en el barrio madrileño de Mirasierra, donde han perdido la vida una decena de internos desde el inicio de la pandemia, aunque no a todos se les pudo diagnosticar por falta de test.

“Estaba muy mal y ya desde hace días aislado, según me ha dicho su hermano, que no había podido verlo. Hace unos días, como consecuencia de una crisis, fue trasladado al hospital, pero su deterioro estaba muy avanzado y fue devuelto a la residencia, donde falleció”, explica a EL MUNDO Manuel García, presidente de la Peña Goyo Benito. “Estaba ya en una fase muy avanzada de su enfermedad, muy deteriorado, y esto lo ha acabado de sentenciar”, añade.

La residencia Ballesol, en la que se encontraba el ex madridista, fue una de las desinfectadas la pasada semana por los efectivos de la UME y, según el protocolo establecido, los familiares sólo podían comunicarse con los internos telefónicamente, algo que con Benito no pudieron hacer dado su estado.

 

SEIS TÍTULOS DE LIGA, CINCO DE COPA

El recordado defensa conquistó seis títulos de Liga y cinco de Copa con el Real Madrid, mientras que en sus 22 partidos con la selección pudo disputar dos Mundiales (1974 y 1978) y dos Eurocopas (1972 y 1976).

Durante sus 13 temporadas en Chamartín (1969-1982), donde llegó tras dos años de fogueo en Segunda con el Rayo Vallecano, Benito disputó 420 partidos, convirtiéndose en un pilar defensivo para sus entrenadores, desde Miguel Muñoz a Bujadin Boskov, sin olvidar a Miljan Miljanic.

CONTUNDENCIA Y NOBLEZA

Desde sus inicios, al lado de veteranos como Ignacio Zoco o Manuel Sanchís, Benito tomó el relevo de aquel Real Madrid ‘yeyé’ que en 1966 había conquistado la sexta Copa de Europa ante el Partizán. En una época donde el físico empezaba a imponerse, el central demostró una temible contundencia ante rivales de la talla de Johan Cruyff o José Eulogio Gárate.

Su carácter, implacable con los rivales, le hizo ganarse el favor de la afición del Bernabéu, que siempre valoró su denodado empeño y su leal nobleza. Las batallas sobre la hierba también dejaron rastro en el cuerpo de Benito, que debió pasar múltiples veces por el quirófano para solventar lesiones en las rodillas, la nariz o la tibia.

Fuente: El Mundo