Una terapia a base de artemisina, una planta china, que desde finales de octubre está dando resultados espectaculares en un hospital de Etiopía, suscita nuevas esperanzas en la lucha contra la malaria en África.

‘Hemos constatado una baja de 35% de la mortalidad con el artesunato inyectable, un derivado de la artemisina’, confirma Zerihun Kassa, uno de los médicos del hospital de Tulu Bolo, a 80 kilómetros de la capital etíope.

‘Los pacientes se restablecen mejor y mucho más rápido’, expresa.

Este nuevo tratamiento podría evitar 195 mil decesos al año, según Unitaid, la organización internacional encargada de mejorar el acceso a los tratamientos contra la malaria, el sida y la tuberculosis.

Muchos países que lo han probado han conseguido disminuir considerablemente la mortalidad ligada a esta grave enfermedad infecciosa, llamada igualmente paludismo, que afecta alrededor de 200 millones de personas y produce unas 755 mil muertes por año, principalmente en África, según cifras de la Organización mundial de la salud (OMS).

No obstante, a pesar de la generalización progresiva del uso del artesunato en los hospitales, el tratamiento está aún fuera del alcance de una gran parte de la población que vive en áreas remotas.