La pandemia del coronavirus ha servido de justificación para que Venezuela, Rusia, Irán y cinco de sus países aliados exijan a Naciones Unidas que presione para que se levanten las sanciones internacionales que soportan.

En una carta conjunta enviada esta semana al secretario general de la organización internacional, Antonio Guterres, le instan a que «solicite el levantamiento completo e inmediato de esas medidas ilegales, coercitivas y arbitrarias de presión económica» con el objetivo de «garantizar la respuesta plena, eficaz y eficiente» a la pandemia. Los ocho países que participan de la comunicación, firmada por sus embajadores ante la ONU, son China, Cuba, Corea del Norte, Irán, Nicaragua, Rusia, Siria y Venezuela.

La base de su exigencia es que el coronavirus es un «enemigo común» que exige «solidaridad, cooperación y colaboración mutua», algo que es «difícil, si no imposible, para los países que actualmente se enfrentan a la aplicación de medidas coercitivas».

Asegura la carta que «todos nuestros gobiernos nacionales han actuado de manera responsable, mediante la adopción de las medidas de precaución necesarias» y que han avanzado «en planes de contingencia para asegurar el funcionamiento de los servicios básicos y los sistemas de respuesta de emergencia», a pesar de que entre los países firmantes hay sistemas sanitarios colapsados antes de la epidemia, como el de Venezuela. La misiva se produjo poco antes de que EE.UU. presentara cargos contra el líder del régimen chavista, Nicolás Maduro, y su círculo íntimo y ofreciera 15 millones de dólares por información que permita su captura.

Llamamiento de Guterres

Esta semana, el propio Guterres hizo un llamamiento para suspender las sanciones para «asegurar el acceso a comida, abastecimiento médico esencial y apoyo frente al coronavirus», dijo esta semana, en la que también pidió a la comunidad internacional 2.000 millones de dólares para ayudar a los países más vulnerables a enfrentar la crisis. «Es el momento de la solidaridad, no de la exclusión», dijo.

La alta comisionada para los derechos humanos de la ONU, Michelle Bachelet, también defendió que «las sanciones sectoriales se minimicen o suspendan».

Entre los países más castigados por el coronavirus está Irán, con más de 30.000 contagios y casi 2.500 fallecidos, sujeto a sanciones estrictas por parte de EE.UU. Desde Washington, el secretario de Estado, Mike Pompeo, defendió esta semana que las sanciones de EE.UU. no afectan a comida, medicina, material médico o cualquier otro bien humanitario y que Irán «ha importado test para el diagnóstico sin obstáculo de las sanciones de EE.UU. desde enero». Sin embargo, recordó que «se ha gastado desde 2012 16.000 millones de dólares en terrorismo en el extranjero».

La exigencia de cancelación generalizada de sanciones por parte de los ocho países no tiene visos de conseguir ningún impacto en Naciones Unidas, donde el juego de fuerzas y vetos en el Consejo de Seguridad lo hacen irrealizable.

Fuente: ABC