Después de varias idas y vueltas, finalmente llegó el OK de la Prefectura de Río de Janeiro para que el partido del sábado entre Brasil y Argentina se juegue con un 10% del aforo del Maracaná, estadio con capacidad declarada para 78.285 espectadores.

Daniel Scioli, embajador argentino en Brasil, dijo que la Argentina tendrá 2.200 localidades, pero aclaró que no saldrán a la venta: serán repartidas de forma gratuita entre los connacionales que tengan certificado de residencia en el país vecino. «En total va a haber unos 5.500 espectadores, porque según tengo entendido el estadio está habilitado para 55.000 personas (en la Copa América de 2019 estuvo habilitado para 60 mil). Argentina va a disponer de 2.200 lugares, igual que Brasil, y luego habrá 1.100 más para cuestiones protocolares».

Para ingresar al estadio será necesario presentar un testeo rápido de antígenos con resultado negativo y no más de 48 horas de antelación. Distinto es el caso de los familiares y allegados de los jugadores, a los que se les exigirá PCR negativo realizado dentro de las 72 horas previas, dado que van a ser ubicados en el mismo sector que las autoridades. En esta final en el Marcana asistirá el Presidente de la FIFA, Gianni Infantino, pero no el de Brasil, Jair Bolsonaro.

A diferencia de lo ocurrido en enero pasado, en el marco de la final de la Copa Libertadores de América entre Palmeiras y Santos, el público no podrá aglomerarse en un sólo sector, sino que estará repartido por todo el estadio. Y se dispuso además que se deberá respetar un espacio mínimo de dos metros entre cada persona o familia.

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