Cuando finalicé mi campaña, lo hice acompañado de panameños de a pie. Trabajadores, docentes, indígenas, jóvenes, deportistas, personas con discapacidad, campesinos, jubilados, médicos, enfermeros y emprendedores. Estas personas, que me acompañaron en el escenario ese día, están hoy aquí en la Toma de Posesión. 

Quiero decirles que no me olvidé de ustedes, ni de los problemas que tenemos por resolver. Trabajaré duro para que todos tengan un mejor país donde crecer, vivir dignamente y desarrollar sus talentos. 

A mi familia, gracias una vez más por acompañarme. Este esposo, padre y abuelo, hoy necesita de su apoyo más que nunca; pero tendrá poco tiempo para retribuir. Ahora, este hombre de familia se debe a Panamá. Y quiero decirles que actuaré como presidente en base a la enseñanza más importante que ustedes me dieron: el amor siempre vence al odio.

A los ministros y funcionarios entrantes les pido, ante toda la nación, comprometerse a hacerlo distinto. Ayúdenme a volver a enaltecer el valor del servicio público y salgamos en 5 años con la frente en alto habiendo sido parte de una verdadera transformación del país. 

Tenemos el desafío de dejar un Panamá en crecimiento para que, quienes nos sucedan, puedan hacer un trabajo mejor que el nuestro y darles más oportunidades y más prosperidad a las generaciones venideras. 

Hagamos un poco de historia: fui parte de un gobierno que hizo un verdadero cambio entre el 2009 y el 2014. Llevamos progreso, obras y empleos a nivel nacional. Posicionamos al país y la economía en el centro de la escena del continente americano.

Me enorgullece haber sido parte de ese gobierno que nos hizo soñar en grande y que el presidente Ricardo Martinelli, mi amigo, lideró en beneficio del pueblo. La receta fue simple: continuar lo que ya estaba bien, cambiar lo que no funcionaba y hacer lo que faltaba. 

Debo reconocer que en ese momento recibimos un país en mucho mejor condición del que estoy recibiendo hoy. Y de eso les quiero hablar un poco; de nuestro punto de partida:

Tendremos que enfrentar duros retos para sacar a Panamá del atolladero donde lo dejaron por los excesos, irresponsabilidad y malas decisiones del gobierno, más bien, la ausencia de gobierno.

Recibimos una economía seriamente afectada. No solo perdimos parcialmente el grado de inversión, también perdimos miles de empleos y la confianza de invertir en nuestro país. A causa de esto, los intereses bancarios han subido sustancialmente y eso lo sienten todos los panameños en sus bolsillos.

El presupuesto creció el doble, pero la calidad de vida de los panameños cayó. Este simple racionamiento da cuenta de lo mal que se gestionó, lo equivocado de las prioridades y el mal uso de los recursos nacionales.

El estado de las finanzas públicas es preocupante. En 5 años doblaron la deuda, gran parte de ella gastada inexplicablemente en funcionamiento en vez de invertirla en obras para generar empleos y dar soluciones permanentes a los panameños.

De esta situación no se escapa ninguna institución. La pesada herencia que nos dejan genera impotencia e indignación. Se nota cómo unos pocos hicieron una gran fiesta y la cuenta la pagó la población con sacrificio, pérdida de ingresos y oportunidades. Desde hoy esa fiesta llega a su fin y la cuenta la van a tener que pagar los que la gozaron, no quienes la padecieron.

A medida que avanzaba la transición, percibí que el pueblo siente que se saca una pesada mochila de sus hombros y que podrán caminar ligeros hacia un Panamá más justo. Los veo con renovadas esperanzas de cambios y la ilusión de una vida mejor. ¡Y así será!

Porque no soy un hombre de quejas ni lamentaciones. Al contrario: soy un eterno optimista, creo en Panamá y en los panameños. Tengo la fuerza, las ganas y el compromiso de darle a cada uno de ustedes las oportunidades para estudiar, trabajar y emprender. 

Con mi equipo de gobierno daremos vuelta a la economía y echaremos andar el progreso. Formé un equipo amplio, tal como lo dije en campaña, con personas de todos los sectores de la sociedad. Estoy seguro que varios de ellos no votaron por mí, pero están capacitados y tenemos un objetivo en común: hacer crecer este pequeño gran país y que esa prosperidad llegue a todos los hogares. 

Haré un gobierno enfocado principalmente en resolver el problema de la gran mayoría de los panameños. Eso no significa acabar con la riqueza sino combatir la pobreza. 

Voy a trabajar para que el pueblo vuelva a ser feliz. Para que cada padre o madre vuelva a su casa temprano y con dinero y pueda darle a su familia una alimentación de calidad, poder disfrutar y descansar después de una semana de arduo trabajo. 

Haré una administración que avance con paso firme, sin demorar las soluciones, inclusive esas imperativas, que los demás gobiernos han dejado a un lado por falta de voluntad política.

Quiero aprovechar la ocasión para hacer la siguiente reflexión: en los últimos años, el ejercicio sano de confrontar ideas y candidatos, se convirtió en una lucha visceral.  Se escalaron los conflictos políticos a tal nivel que los adversarios pasaron a ser enemigos. Esa polarización arrastró gremios, familias, medios de comunicación y contaminó de odio el uso del poder.

Sé muy bien que la persecución política y el resentimiento que ciega, es capaz de parar la economía del país para satisfacer revanchas personales. Ese Panamá rompió la institucionalidad, yendo por cabezas, no por justicia.

Yo fui víctima de esa maquinaria implacable; como abogado nadie me echa cuento de lo que pasó. También porque nos tocó sufrir, a mi familia y a mí, en carne propia un sistema político-judicial y mediático que operaba en mancuerna para someter, de la manera más cobarde e inescrupulosa, a sus adversarios. Yo salí victorioso, si se puede llamar victorioso cuando alguien sufre una injusticia, pero esa herramienta de opresión y judicialización del Estado, persiste y tiene a muchos aún luchando por no perder su libertad.

Pero no solo los perseguidos sufrimos. El pueblo también padeció, pues en nombre de una justicia amañada, paralizaron o acabaron con obras y acciones tan importantes como hospitales, Minsa Capsi, sistemas de radares, carreteras, el cuarto puente sobre el Canal y muchas otras más.

El viernes pasado fui testigo de lo que significa el abandono de obras esenciales para la sociedad. El Hospital de Metetí, en Darién fue abandonado y eso permitió la vandalización del edificio. Lo que hoy está en ruinas debió ser la solución a los problemas de salud que tanto necesitan quienes viven allá. Quiero darles la tranquilidad de que cada obra que esté en construcción, será terminada. 

Por todo lo que aquí les he contado, a todos los funcionarios judiciales y del Ministerio Público que fueron presionados en esa etapa de odio, para accionar de forma parcial, les repito lo dicho en campaña: Voy a entregarles hoy las llaves para que abran de una vez y para siempre los candados que amarraron esas decisiones. Para que tengan libertad de acción y de conciencia; y sobre todo para que la objetividad y la verdad sea la única guía en la búsqueda de la justicia. Siempre hay tiempo para corregir y sanar.

De mi parte ya di vuelta a esa triste página. No se puede ir hacia adelante con los ojos en la nuca. Mi compromiso es que ningún panameño pase por el viacrucis que yo pasé. 

Pero, ojo: esto no significa que habrá complicidad o silencio con delitos que puedan haberse cometido. No vamos a cubrir a nadie ni vamos a mirar hacia otro lado ante el despilfarro. Se acabó la impunidad de unos pocos con los recursos de todos los panameños.

Será la Justicia la que, en libertad absoluta y sin presiones, deberá dar muestras a la sociedad de eficiencia, independencia y compromiso con la verdad. 

Lo antes descrito me lleva a la conclusión de que es necesaria una reforma integral del Estado la cual anunciaré a su debido momento. Por lo pronto, debemos ponernos en marcha de inmediato para dar soluciones a los problemas más urgentes. Los panameños no pueden esperar más ni recibir más excusas “culpando a los gobiernos anteriores”.

Estamos mal, pero la cosa pinta bien. Así que miremos al futuro con entusiasmo. Vienen mejores tiempos para los panameños. Desde el primer día cumpliremos las promesas que les hicimos en campaña. Desde la transición mi equipo de gobierno designado trabajó con una consigna clara: menos gasto en política y más inversión en la gente.

A partir del primero de agosto se pondrá en marcha el programa Mi Primer Empleo para mil jóvenes. Serán mil nuevas oportunidades inmediatas porque la necesidad no puede esperar. 

El Plan Nacional de Reconstrucción Vial también generará empleos a nivel nacional y ayudará a mejorar las calles y carreteras en todo el país, facilitando el transporte de personas y carga. En los próximos días, el Ministro de Obras Públicas anunciará detalladamente estos programas que llevarán soluciones concretas.

Voy a darle seguimiento personal al estado de la licitación del nuevo Hospital Oncológico. No puedo aceptar que enfermos de cáncer deban atenderse en un lugar como el actual, ni que profesionales dedicados deban trabajar en malas condiciones. 

Este nuevo Hospital contará con un hotel accesible para las personas que vienen del interior. Construiremos centros de tratamiento oncológico en todo el país para desahogar el Oncológico de Panamá. Esos centros también serán para diálisis y tratamiento de diabetes, como ya existen en algunos lugares. He pedido al ministro de Salud dar personal dedicación a esto y él anunciará la fecha de inicio. 

En la recolección y tratamiento de la basura vendrá un cambio total para que empecemos a tener ciudades limpias y rellenos sanitarios sustentables.

Iniciaremos un proceso de limpieza rápida y efectiva para terminar con los cientos de “pataconcitos” que hay en el país. Vamos a extender hasta diciembre los contratos que se vencieron para que el desastre no sea peor. Pero tendremos bajo control a las empresas que cumplen a medias y cobran el total.

Algo que fue muy pedido en mis recorridos fue el hospital de mascotas, ya que esos pequeños y amados amiguitos representan un gasto grande para las familias. Vamos a llamar a licitación para cumplir este compromiso lo antes posible.

Construiremos viviendas sociales en todo el país para darle un techo seguro a miles de familias y vamos a terminar y entregar sin demora los proyectos en desarrollo. Estas edificaciones generarán empleos a lo largo y ancho del país. El ministro de Vivienda tiene clara esta necesidad y pondrá en marcha esos programas para que el sueño de la casa propia sea una realidad.

En otro orden de ideas, cuando fui ministro de Seguridad, junto a un gran equipo profesional, recuperamos el Darién de la narcoguerrilla. Nos costó vidas de héroes panameños por minas y enfrentamientos cuerpo a cuerpo, para plantar bandera panameña en un territorio que había sido tomado por los grupos irregulares colombianos.

Hoy, en otro contexto, las cifras de los inmigrantes ilegales que pasan por el Darién estremecen. Además, los delincuentes internacionales usan esta región como su base de operaciones. Apelaré a la solidaridad internacional respecto de la causa que genera el problema, y buscaré soluciones con los países involucrados, sobre con los Estados Unidos que es el destino final de los inmigrantes.

La visita realizada el pasado viernes, nos permitió conocer la magnitud del problema y la dimensión de la crisis humanitaria y ambiental que recae sobre nuestro país.

No permitiré que Panamá sea un camino abierto a miles de personas que ingresan ilegalmente a nuestro país aupados por toda una organización internacional relacionada con el narcotráfico y el tráfico de personas. Ese dinero producto de lucrar de la desdicha humana, es un dinero maldito.

Comprendo que hay razones profundas en la migración, pero cada país debe resolver sus problemas. Los panameños no me votaron para mirar hacia otro lado ante semejantes aberraciones, ni aceptar como bueno algo que está mal. 

No podemos seguir financiando el costo económico y social que la inmigración ilegal masiva genera al país con la consiguiente vinculación de organizaciones criminales internacionales que generan inseguridad a nivel internacional y obligan a cientos de unidades del Servicio Nacional de Fronteras y Aeronaval a descuidar nuestra seguridad territorial y marítima en otros puntos del país.

Panamá no será más un país de tránsito para los ilegales. No permitiré complicidades locales. A nuestras fuerzas de seguridad les pido aplicar la ley como corresponde, con estricto respeto a los Derechos Humanos y apego a la defensa de los intereses de nuestra patria. 

He visto la contaminación orgánica e inorgánica en los asentamientos y lugares por donde pasan los inmigrantes. Debe ser una clarinada urgente para que los panameños y el mundo entero que vela por la sostenibilidad medioambiental, pongan sus organizaciones a funcionar y nos ayuden con este grave problema.

El Darién tiene que seguir siendo un gran pulmón verde, no solo para nosotros sino para toda la región. Debemos defenderlo y cuidarlo. Su biodiversidad no puede ser puesta en riesgo por actividades ilícitas.

En el ámbito de la educación, la construcción de la Ciudad Universitaria es otra promesa de campaña y un gran paso en favor de la misma. Tendrán dormitorios cómodos y bien baratos para los que vienen del interior. 

Durante mis recorridos los jóvenes me pedían esa obra. Hoy, este servidor les dice, como interiorano, que es una de mis prioridades para que estudiar en la ciudad no sea un impedimento, sino una verdadera posibilidad.

Y para los más jóvenes, regresan las laptops, uniformes y útiles escolares.

He mencionado siempre la relevancia y cercanía que el sector agropecuario tendrá en mi gobierno:

Tenemos un compromiso con la titulación de los pequeños productores. Hoy ellos están fuera del sistema financiero por falta de un título de propiedad. Eso es un freno al desarrollo de quien tiene ganas de trabajar la tierra, pero no puede acceder a financiamiento. 

Igualmente, revisaremos en conjunto con el sector, todo lo referente a la siembra y cosecha de granos, producción de carne y derivados, así como los temas relacionados con el sector lechero del país, manteniendo siempre en la balanza, la equidad y enorme responsabilidad con la que hay que administrar toda la gama de subsidios que cubren al sector. 

Las importaciones serán objeto de tratamiento cuidadoso, lejos de favoritismos, salvaguardando y evitando en todo momento la importación en tiempos de cosecha.

El agro contará con un presidente aliado que es parte del sector. 

Quiero contarles que durante mis recorridos por el país la falta de agua es uno de los principales reclamos. Comenzaremos una rápida optimización del sistema de bombeo y distribución de agua. Terminaremos de forma urgente las obras que están en camino. Realizaremos pozos profundos para abastecer de agua a la población mientras se construyen las potabilizadoras de Bayano y del Río Santa María. No puede ser que mientras algunos panameños tenemos agua, a la inmensa mayoría le falta.

El agua llegará de manera eficiente y abundante. Para ello debemos transformar el IDAAN, sin privilegios, en una empresa estatal de alta calidad y rápida respuesta como lo reclaman los panameños en cada rincón del país, sin que esto, bajo ningún concepto, signifique la privatización del IDAAN.

A las empresas de camiones cisternas, mientras sean necesarias, les exijo seriedad para que sean parte de la solución y no del problema, terminando una vieja práctica de favoritismo y corrupción.

Permítanme referirme a un tema importante en la vida de los panameños: tener una cuenta bancaria ya es un derecho universal. Voy a garantizar a los panameños ese derecho, a través del cual podrán acceder a la banca en línea, enviar, recibir pagos y hacer compras sin el peligro de cargar dinero en efectivo.

Reactivar la economía como esperan todos los panameños pasa por reactivar urgentemente el turismo a nivel nacional. Mediremos los resultados por ocupación hotelera. Lo importante es la entrada de divisas al país y la generación de empleos. Aprovecharemos el HUB de las Américas optimizando el programa llamado STOP OVER de nuestra aerolínea bandera, Copa Airlines.

Vamos a enfocarnos principalmente en congresos y convenciones, turismo de altura y, para competir con la región, haremos paquetes turísticos accesibles. Una parte de esos paquetes irán al interior del país, donde se ubican hermosos lugares y existe capacidad hotelera de calidad.

La obra insignia de mi gobierno será el tren David – Panamá. Con esta mega obra conectaremos el país de forma integral. El impacto en la economía será enorme en el agro, movimiento de mercaderías y transporte de nacionales y extranjeros. Sin contar con los miles de empleos que va a generar en las distintas etapas de su construcción. 

Para impulsar la economía en el interior, haremos realidad la producción de biocombustible. Eso va a generar un boom de inversiones e inyectar no menos de 100 millones de dólares en nuestra economía que hoy se van en pagos a la importación de combustibles fósiles, entiéndase petróleo. De acuerdo a estudios confiables, vamos a generar más de 20 mil empleos de alta calidad en nuestros campos para producir nacionalmente un combustible más limpio y eficiente. 

Con respecto a todo lo antes dicho, la pregunta del millón es de dónde saldrá el dinero para todas estas obras. 

No llegué a mis 65 años maquillando realidades. Estoy aquí porque siempre fui frontal y sincero. Solo conociendo la verdad se pueden hacer los cambios. Y esta es la verdad: no vamos a empezar la gestión de cero. Nos tocará comenzar de menos 50 mil millones de dólares en deuda.

Con paso firme vamos a implementar un plan económico que incluye austeridad del gasto, obra pública, atracción de inversiones y recuperación de la confianza de los mercados internacionales en Panamá.

Haremos buen uso del dinero, replanteando prioridades. Por ejemplo, se lo quitaremos a la politiquería y al clientelismo y lo pondremos en el lugar donde siempre debió estar: la familia panameña. Así verán cómo, con ese cambio de prioridades y un buen esquema financiero, lograremos hacer las obras anunciadas.

Quiero hablarles un poco del ámbito internacional, que en mi gobierno tendrá especial relevancia por el papel que jugará Panamá frente al mundo.

Estoy seguro que la comunidad financiera internacional confiará en esta nueva proyección, abierta, responsable y transparente, para salir adelante. 

A esos mercados les mando un mensaje: honraremos nuestros compromisos asumidos de manera cabal. 

Nuestro país será miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, a partir del primero de enero de 2025. Es un inmenso privilegio y una enorme responsabilidad estar entre los 15 países que integran este organismo encargado de velar por la paz y la seguridad mundial.

Abogaremos por el diálogo, los acuerdos pacíficos y la superación de conflictos bélicos que hoy tienen al mundo en grandes aprietos y sobresaltos.

Panamá no tiene veto, pero sí tiene voto y lo usaremos en concordancia con la reciprocidad con que deben manejarse las relaciones internacionales, a sabiendas que seremos consecuentes con aquellos países que, en el escenario internacional, necesiten de nuestro voto.

Panamá une al mundo y eso representa oportunidades para nuestra nación. Son numerosas las empresas que han mostrado interés en nosotros y nuestra posición es desarrollar una relación abierta y respetuosa, de beneficio mutuo.

En el plano continental, nuestros trabajos conjuntos con los Estados Unidos serán intensificados para avanzar fuertemente en temas de seguridad, tecnología y comercio internacional, así como con los demás países del área.

Con el presidente Petro de Colombia, aquí presente, nuestros vecinos, esperamos y deseamos trabajar de manera mancomunada, focalizándonos en los puntos de acuerdo que generen beneficios a nuestros países.  

Con el presidente Chaves de Costa Rica, también presente, nuestro otro vecino, avanzaremos en acuerdos sobre seguridad, comercio, energía e integración en el ámbito centroamericano que potencien a nuestras naciones hermanas. 

Esperamos avanzar con certeza lo dialogado con el presidente brasileño Lula da Silva, un Tratado de Libre Comercio con el Mercosur que personalmente favorezco y veo como un vehículo para integrar, a través de Panamá a Centro y Suramérica.

Como ven, somos parte fundamental de la conectividad mundial. Un país pacífico y colaborativo. 

Aún así, sufrimos la estigmatización de estar en listas peyorativas como si fuéramos patrocinadores del crimen internacional o de otra suerte de acciones ¡que hoy enérgicamente rechazo!

Esas presiones nos han llevado a tomar medidas de cumplimiento y pasar leyes tan restrictivas que perjudican nuestro modelo de negocio de servicios y prácticamente acabaron con el Centro Bancario Internacional. Pero nada ha sido suficiente. Seguimos en algunas listas. 

Considero un irrespeto y una agresión colocar a Panamá en listas grises o de otros colores, hechas por países que usan nuestro Canal, participan en nuestras licitaciones para hacer obras aquí, envían consultores para darnos recetas y le piden colaboración internacional a nuestro país en diferentes foros.

Miren ustedes el caso Mossack – Fonseca que fue el principio del fin de nuestro modelo de negocio financiero. Acaban de absolver a todos los señalados porque en realidad se trató de una patraña internacional para socavar la imagen y competitividad de nuestro país. 

Es solo a través de la unidad y defensa conjunta de nuestros intereses que podremos hacer frente a este tipo de ataques contra nuestra dignidad nacional.

No puede ser que un país que está a punto de ser miembro del Consejo de Seguridad de la ONU lo pongan en estas listas, junto a países que ese mismo Consejo condena por actos y participación contrarios a la paz y al orden internacional. Esta incoherencia debe terminar. 

Panamá es un país amigo de las buenas causas y no permitiremos más señalamientos que perjudican nuestra capacidad económica, manchan nuestro prestigio y socavan la imagen del país.

Voy a hacer respetar a Panamá y recuperar nuestro buen nombre que ha sido mancillado arbitrariamente por países que jamás aplicarían en sus territorios las leyes que ellos nos exigen.  

Volviendo al plano nacional, es importante que analicemos cuidadosamente lo ocurrido el 5 de mayo donde el pueblo expresó su hartazgo con la política tradicional. Hizo sentir su voz a través del voto, y la Asamblea hoy constituida es el primer gran paso hacia una renovación inminente y necesaria. 

Felicito a los nuevos diputados y espero que sepan honrar ese mandato, alejados del clientelismo y fieles a la promesa de una nueva forma de legislar. A los veteranos también los felicito y exhorto a contagiarse de esa juventud, abriéndole paso a esta nueva camada que augura hacerlo diferente en esta nueva etapa y momento político.

Ese mensaje no fue solo para los diputados. Toda la clase política está en jaque. Sin reparo, pasamos de los ideales de libertad y democracia al juega vivo descarado. De la búsqueda de consensos al matraqueo. Del precepto de servir a servirse de la política. En mi opinión, duró mucho la fiesta, ¡y a qué costo!

Tenemos el inmenso desafío de cambiar los valores y poner en marcha un sistema institucional serio, elevar el nivel de la política para que la economía del país vuelva a crecer en libertad, sin las presiones o extorsiones de funcionarios de turno. 

Le pido al sector privado que invierta con plena libertad. Este presidente no tiene intermediarios y si alguien intenta pedir un soborno, denuncienlo. Nadie habla por mí. Nadie tiene autoridad para ofrecer o pedir en mi nombre y mucho menos para cometer actos ilícitos. Soy un hombre abierto y franco que no llegó a este cargo para hacer negocios.

Señores empresarios: a ustedes también les pido que no recurran a las coimas y tráfico de influencias para ganar una obra, un servicio o una licitación.  

Parafraseando el viejo refrán: “para bailar tango, se necesitan dos”.

Sé que no será fácil cambiar una conducta arraigada que permeó desde lo más alto a lo más bajo del gobierno y de la sociedad, pero lo vamos a hacer. Esto va a cambiar de forma rápida y definitiva. No voy a permitir que nadie manche el nombre de mi gobierno, ni el mío propio.

El IFARHU fue un símbolo de esos excesos. Pero no será más el cuartel de invierno de los inescrupulosos. Jugaron con las oportunidades de miles de jóvenes pobres que no pudieron estudiar porque esas ayudas se las dieron a los amigos del poder, la mayoría de ellos privilegiados.  Iniciaremos un proceso de limpieza y de justicia en el otorgamiento de beneficios. Las ayudas económicas serán solo para estudiantes con mérito, cuyas familias tengan un ingreso de hasta dos mil dólares mensuales. 

Las becas también serán otorgadas por mérito y esfuerzo. Los préstamos serán dados de acuerdo a parámetros objetivos. Haremos una exhaustiva investigación para transformar las ayudas no merecidas en préstamos con intereses de mercado y que comiencen a pagar lo que se llevaron so pretexto de “auxilios”.

La institución estará manejada por jóvenes preparados que serán un ejemplo de entereza poniendo orden en una institución que estuvo secuestrada por la política. Así que le pido a los funcionarios salientes de esta y de las otras instituciones, que se lleven para su casa las palancas que tanto usaron para beneficiar a los amiguitos del poder. 

Y seguiré acabando con los focos de corrupción del Estado de donde la politiquería se alimenta. El DAS, antiguo FIS y PAN, desaparecerá en un proceso de cierre. Ya no habrá dinero público para botellas ni gastos indiscriminados. Tampoco para contratos mal concebidos en beneficio de selectos grupos.

De igual forma, la Autoridad de Descentralización volverá a recobrar su sentido de apoyo real y justo a los corregimientos, sin importar banderas políticas o amiguismos. Conmigo muere la descentralización paralela y su delictiva manera de usarla.

A quienes insisten en mantenerse atornillados a los puestos designados por el presidente o juntas directivas estatales, ¡renuncien! 95% de los panameños no los quieren ahí. Les dijeron NO VAN. Vengo con un nuevo equipo, dinámico y ejecutivo y tengo muy claro cómo voy a encender la economía y poner dinero en el bolsillo del pueblo. Váyanse en paz.

Todas las acciones de mi gobierno generarán chen chen. Las obras públicas como las líneas que faltan del Metro, el tren Panamá – David, la construcción de viviendas y obras como el Plan de Reconstrucción Vial, generarán miles de empleos y eso significa chen chen.

Este concepto se asocia con bienestar económico, y buenos salarios; no con dineros sacados sin control del erario público.

El plan de Mi Primer empleo llegará a miles de jóvenes y eso les dará chen chen y experiencia.

La atracción de inversiones y exportaciones generará oportunidades de empleos en el sector privado y eso viene con buco chen chen.

Las becas y ayudas del IFARHU, exclusivas para el pueblo, son oportunidades de estudiar para después conseguir mejores empleos y oportunidades de ganar chen chen.

Los miles de turistas adicionales que entrarán al país y dejarán en Panamá a lot of chen chen.

Los recortes en el presupuesto de la Asamblea y los gastos excesivos del gobierno, son millones de dólares que nos ahorraremos en política y corrupción, y eso es más chen chen para el pueblo.

Pero, así como pondremos más dinero en el bolsillo de los panameños, a mi gobierno le tocará la difícil y valiente tarea de resolver la crisis de la Caja del Seguro Social. Su situación es crítica e impostergable. De acuerdo a los expertos, de no hacerlo, el programa de Invalidez, Vejez y Muerte colapsará en menos de un año dejando sin jubilación a miles de panameños que se sacrificaron toda una vida, pagando responsablemente sus cuotas. Las soluciones cosméticas no funcionan más. Llegó el momento de hacer una reforma de fondo para salvaguardar la Seguridad Social de los panameños de una vez por todas. 

Esta reforma no es solo para resolver el problema de las pensiones, es también para resolver los problemas de abastecimiento de medicamentos y la prestación de servicios médico-quirúrgicos. 

Esto no lo digo con el fin de alarmarlos, pues necesito más información para poder diseñar un plan que lleve a una solución concreta, permanente e integral, la cual aún no tenemos, en parte porque no existe. Mientras tanto vamos a poner límites y controles severos. Los asegurados merecen saber la verdad y debemos dar muestras de austeridad desde el primer día cortando privilegios y generando un sistema estricto de auditorías.

Tomaremos medidas con el fin de evitar o minimizar una reforma del Seguro Social que implique un sacrificio para los contribuyentes y asegurados. El primer esfuerzo lo debe hacer la política. Es inadmisible que alcaldías, partidos políticos y grandes empresas le deben millones de dólares a la Caja del Seguro Social. Vamos a cobrarles a como dé lugar. Vamos a optimizar la informática y eliminar los cargos innecesarios y las botellas. 

Los funcionarios y trabajadores serán respetados y deberán cumplir de forma eficiente y honesta su labor, sirviendo al afiliado y no a intereses políticos, personales y gremiales. 

Reitero, la Caja del Seguro Social no será privatizada.

El precio de las medicinas debe bajar, somos un país pobre con medicinas más caras que en los países ricos. Generamos un gran alivio para los panameños que necesitan medicinas. Lo haremos por consenso o por decisión firme de este presidente, pero lo haremos. Les pido a todos los laboratorios y distribuidores afilar el lápiz para que ustedes tengan una ganancia razonable y el pueblo pueda acceder a las medicinas.

En la Caja del Seguro Social hay desabastecimiento, no por falta de plata sino por desidia y descontrol. Eso es inhumano con un pueblo al que le descuentan sus cuotas sin demora, pero se toman una eternidad en darles citas médicas o de cirugías que nunca llegan porque no hay insumos.

El Seguro abrirá el juego, con más competencia y concurso real de precios para acabar con la ineficiencia, especulación y corrupción que deja sin medicina a miles de afiliados. 

Abriremos un centro de investigación e innovación farmacéutica para que los principales laboratorios del mundo se establezcan aquí. Eso nos dará acceso a los principales medicamentos innovadores y generará recursos millonarios que serán de enorme beneficio para la salud de nuestro país. En este sentido, el Ministerio de Salud y SENACYT serán los brazos ejecutores de esta iniciativa. 

Como les dije: soy un hombre abierto que no esconde nada ni rehúye responsabilidades. Por eso debo hablarles de la mina de Donoso. 

Un gobierno débil no podía garantizar un acuerdo justo para los panameños y menos tratar un tema de esta envergadura al final de su mandato y a tambor batiente. Bajo las condiciones actuales ese lugar representa un desastre ambiental en potencia que debemos evitar.  

De acuerdo a los informes de la administración saliente, la empresa tiene el control de esa operación de cuidado, mantenimiento y seguridad ambiental; y lo está haciendo a su costo. 

Como con todo, el gobierno se fue dejándonos bombas con las mechas encendidas. No hacer nada no es una opción responsable. Pero que quede claro: hay que respetar las leyes, el fallo de la Corte Suprema de Justicia y el pedido de nuestro pueblo.

Ordenaré una estricta auditoría ambiental de la mina, con los mejores expertos internacionales para que el país conozca la verdad sobre el estado del lugar, sus alrededores, ríos, fauna y flora y los posibles peligros que representa su situación actual al ambiente, estando abierta o cerrada. 

Panamá escogerá la empresa de auditoría, la cual no tendrá ningún costo para el Estado.

El plan de abrir para cerrar de forma definitiva, segura y positiva para nuestro país, dependerá del resultado de ese estudio ambiental.

Querido pueblo panameño: la democracia es un sistema de gobierno en el cual el poder supremo reside en el pueblo. En esta elección esa voluntad popular se vio en peligro y con ella, la estabilidad de una nación. Todavía me espanta pensar que, a dos días de la elección, todo un país estuvo en ascuas por circunstancias inaceptables y muy cuestionables. No hay explicación posible para el vilo que vivió el país. Las razones que motivaron esa incertidumbre ya no importan. Les prometo a los panameños que tomaré las medidas necesarias para que algo así jamás vuelva a suceder. 

Quiero terminar con un pensamiento que tuve esta madrugada: todas las tormentas por fuertes que sean, pasan. Iniciamos desde este momento el camino hacia la prosperidad de nuestro amado país. Los invito a unir fuerzas, dejar nuestras diferencias atrás y demostrar que juntos nada es imposible. He viajado por el mundo, conocido otras culturas y les digo con plena certeza que Panamá es el mejor lugar del mundo. No hay privilegio ni orgullo más grande que ser panameño. 

Cada cara que vi, cada voz que escuché y cada abrazo que sentí en la campaña, es un pacto sellado para llevar a este pueblo a una nueva etapa llena de progreso y alegrías.

Todos tenemos sueños que queremos cumplir. Mi más grande sueño fue ser presidente de los panameños y ustedes me lo han hecho posible. En cada uno de mis actos honraré esa confianza. Cada decisión que tome será para resolver sus problemas y cumplir las promesas que les hice en campaña. Ahora me toca a mí trabajar con paso firme y sin descanso para que sus sueños también se hagan realidad. 

Seré un presidente presente. En contacto con el pueblo que me eligió. Gobernaré para todos por igual. Soy sencillo y directo. Digo lo que pienso y hago lo que digo. 

Pondré dinero en el bolsillo de los panameños, pero quiero que mi mayor legado sea recuperar la confianza en el servicio público. Para ello, les hablaré siempre con la verdad, sin ocultarles nada. No protegeré a nadie, aunque sean de los míos.

Defenderé esta patria que amo con mi alma y no dejaré que nos sigan ofendiendo ni señalando porque somos un gran país, de gente buena y trabajadora. Sus valores son mis valores y por ustedes estoy aquí. Les prometo darles las oportunidades que necesitan para estudiar, trabajar y echar pa’ lante. Y ustedes en cambio, me prometen que las van a aprovechar. Mi mayor anhelo es verlos triunfar y ser felices. Dios los bendiga y ¡que viva Panamá!

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