Un reciente estudio publicado en la revista PNAS revela que el fenómeno de El Niño, conocido por su capacidad para alterar los patrones climáticos globales, no es un evento reciente, sino que ha existido durante al menos 250 millones de años. La investigación, liderada por científicos de la Universidad de Duke en Inglaterra y de la Universidad de Pekín en China, concluye que las oscilaciones entre El Niño y La Niña estaban presentes incluso cuando los continentes ocupaban posiciones diferentes a las actuales.
El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) es un fenómeno climático que implica fluctuaciones en la temperatura del Océano Pacífico y trae consigo significativas consecuencias climáticas. Este fenómeno se desarrolla en ciclos irregulares, que oscilan entre 2 y 7 años, y comprende tres fases: El Niño, La Niña y una fase neutra. Las variaciones en la intensidad, duración y época del año, así como su interacción con otros factores climáticos, determinan los efectos de cada fase.
Los autores del estudio utilizaron un enfoque innovador al aplicar la misma herramienta de modelización climática que emplea el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), pero de manera inversa, para explorar el clima del pasado en intervalos de 10 millones de años. Los resultados sugieren que la radiación solar y el dióxido de carbono jugaron roles cruciales en la intensidad de El Niño a lo largo de la historia geológica, identificando importantes aspectos atmosféricos y oceánicos que influyen en la magnitud de ENOS desde la era Mesozoica.
Shineng Hu, uno de los investigadores, destaca que la estructura térmica del océano y el ‘ruido atmosférico’ de los vientos oceánicos son factores clave que han sido subestimados en estudios anteriores. Al comparar la oscilación con un péndulo, Hu explica que el ruido atmosférico actúa como una fuerza aleatoria que afecta la dinámica de El Niño, contribuyendo a su intensidad en el pasado.
El estudio pone de manifiesto la importancia de entender los cambios climáticos pasados para hacer proyecciones más precisas sobre futuras variaciones climáticas. “Si queremos tener una proyección futura más fiable, primero tenemos que entender los climas pasados”, concluye Hu, resaltando la necesidad de investigar la evolución del fenómeno a lo largo de la historia de la Tierra.
#NoticiasSertv