El papa Francisco pidió ayer a un grupo de feligreses, entre ellos numerosos ancianos, en la localidad de Ostia (centro de Italia) que recen por él porque, según confesó en tono jocoso, está “un poco mayor y un poco enfermo”, aunque “no mucho”, señaló.

“Doy las gracias al señor porque en esta comunidad se asista a ancianos y enfermos. Les agradezco lo que hacen por los pobres de Dios y les pido que recen por mí. Estoy un poco anciano y un poco enfermo, pero no mucho, ¿eh?”, refirió.

El Papa efectuó ayer una visita pastoral a la parroquia de Santa Maria Regina Pacis, en Ostia, ciudad del litoral romano, donde presidió la misa dominical, pero antes de llegar al templo acudió al adyacente gimnasio de Stelle Marine para mantener un encuentro con ancianos, enfermos y grupo deportivos de la parroquia.

“Es bonito estar en este gimnasio donde juegan los niños y los jóvenes y donde hoy hay ancianos, aquellos que tienen la sabiduría de la vida, la sabiduría del dolor, de la paciencia, una sabiduría de la que nosotros nos olvidamos mucho”, señaló.

Antes de llegar a esta localidad y fuera del programa anunciado, el pontífice se detuvo en Luna Park, el parque de atracciones de Roma, para visitar a los feriantes y a un grupo de monjas seguidoras del beato y eremita francés Carlos de Foucauld que vive con ellos.

El papa Francisco instó también a defender a los menores de la violencia, al final de su bendición con el “Regina Coeli” (Reina del Cielo), asomado desde la ventana de su estudio privado en el Palacio Apostólico.

“Todos debemos comprometernos para que cada persona y especialmente los niños sean siempre defendidos y protegidos”, pidió el Pontífice ante miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, en un soleado mediodía dominical.

“Un saludo especial va hoy a la Asociación Méter, en la jornada de los niños víctimas de la violencia. Agradezco por el empeño con el cual buscan prevenir estos crímenes”, dijo, al mencionar la organización italiana fundada por el sacerdote Fortunato Di Noto y que combate los abusos a menores.

Ante la multitud, el obispo de Roma recordó el pasaje bíblico de “la vid y los sarmientos” y aseguró que Cristo la predicó para explicar la importancia para los fieles de mantenerse unidos a él porque “los sarmientos (las ramas) no son autosuficientes, dependen totalmente de la vid”.

Pidió a los feligreses mantenerse en la Iglesia porque en la unión con Jesús pueden recibir “los dones” del amor, alegría, paz, magnanimidad, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de si.

“Como consecuencia podrán hacer mucho bien al prójimo y a la sociedad, como verdaderos cristianos”, añadió.

Insistió que gracias a esa unión se recibe “un modo nuevo de ser” y se puede amar a los demás, comenzando por los pobres y los que sufren, llevando al mundo frutos de bondad y de caridad.

 

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