Conforme avanza la edad, el cuerpo de los adultos mayores experimenta cambios metabólicos que hacen indispensable una atención especial a su alimentación. Expertos en nutrición recalcan que una dieta equilibrada puede marcar la diferencia en la calidad de vida, ayudando a mantener la salud, prevenir enfermedades y mejorar el bienestar general.

Entre los nutrientes prioritarios en esta etapa, destacan las proteínas, calcio, vitamina D, vitamina B12, hierro y sodio, cuya participación en funciones metabólicas resulta fundamental. La especialista Talía Pinto, miembro del Consejo Consultor de Dietistas y Nutrición, resalta que estos componentes son clave para fortalecer huesos, músculos y funciones cognitivas.

Asimismo, la fibra dietética emerge como un aliado imprescindible. Aunque no es un nutriente en sí, su presencia en la alimentación favorece la salud intestinal, ayuda a mantener un peso adecuado y regula los niveles de azúcar en sangre. Frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos y legumbres son fuentes naturales de fibra, que puede ser soluble o insoluble, ambas necesarias para una buena salud digestiva.

A medida que envejecemos, también es recomendable ajustar las porciones y aumentar la frecuencia de las comidas diarias, garantizando un aporte nutricional adecuado pese a una disminución en las necesidades energéticas, que generalmente se sitúan en unas 30 calorías por kilogramo de peso corporal. La moderación en grasas, azúcares y sodio es esencial, especialmente para quienes padecen condiciones como hipertensión, diabetes o dislipidemia.

La elección de proteínas de calidad, como pescados, pollo, pavo y proteínas vegetales como la soja, también resulta relevante para mantener la masa muscular y fortalecer el sistema inmunológico. La hidratación, por su parte, no debe descuidarse: se recomienda consumir entre 1.5 y 2 litros de agua al día para prevenir complicaciones derivadas de la deshidratación, que puede afectar desde la función cognitiva hasta la estabilidad cardiovascular.

En algunos casos, el uso de suplementos vitamínicos puede ser beneficial, especialmente ante dificultades de absorción de nutrientes. La clave está en optar por productos que incluyan vitaminas y minerales esenciales, siempre bajo supervisión médica.

Finalmente, adaptar las preparaciones culinarias para hacer los alimentos más atractivos, variando sabores con especias y hierbas naturales, puede facilitar el consumo y mejorar la aceptación de una dieta saludable en la tercera edad. En definitiva, cuidar la alimentación en esta etapa vital es una inversión en salud y calidad de vida.

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