Manila (EFE). Un terremoto de magnitud 6,9 sacudió el centro de Filipinas dejando al menos 60 muertos y decenas de heridos en una tragedia que ha puesto en jaque a las autoridades locales.
La provincia de Cebú, especialmente la ciudad de Bogo y la región de Iloílo, han sido las más afectadas por el sismo, que ocurrió a una profundidad de diez kilómetros cerca de esas localidades, según informó la agencia sismológica Phivolcs.
El impacto del temblor fue tan intenso que provocó daños significativos en infraestructuras y generó una rápida respuesta de emergencia.
El Gobierno filipino declaró el estado de calamidad en Cebú, movilizando a militares, guardacostas y equipos de emergencia para brindar ayuda a las comunidades afectadas.
Varios helicópteros y un avión C-130 transportaron suministros básicos como arroz y fideos a las zonas más devastadas, mientras los militares e ingenieros trabajan en tareas de rescate y reparación.
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El sismo no solo dejó víctimas mortales, sino que también desató casi 800 réplicas, en su mayoría con magnitudes entre 1,8 y 4,8, y se advierte que las réplicas de baja intensidad podrían continuar en las próximas semanas.
La región, ubicada en el Anillo de Fuego del Pacífico, está acostumbrada a la actividad sísmica, pero la profundidad y la intensidad del último movimiento han causado estragos considerables tras el paso del tifón Bualoi, que semanas atrás ya había causado pérdidas humanas y evacuaciones masivas.
Las autoridades continúan evaluando los daños y trabajando en la atención de las víctimas, en un escenario marcado por la emergencia y la incertidumbre ante la persistente actividad sísmica en una zona naturalmente propensa a estos desastres.





