El calendario marca el inicio del último mes del año y, con él, el país entero revive costumbres que se transmiten de generación en generación, convirtiendo esta temporada en uno de los momentos más queridos por las familias panameñas.

Desde los primeros días, las casas se transforman: se desempolvan los adornos navideños, se instalan luces en balcones y jardines, y el tradicional arbolito ocupa su lugar especial en la sala, recordando que diciembre es tiempo de compartir. En muchos hogares se pintan las paredes, se cambian las cortinas y se estrena decoración, como parte del ritual que anuncia la llegada de las festividades.

Las tradiciones culinarias también toman fuerza. En los fogones panameños comienzan a sonar las ollas gigantes donde se preparan los tamales, uno de los platos más representativos de la época. La mesa se llena de sabores infaltables: jamón horneado, arroz con guandú, ensalada de papas, roscas recién salidas del horno y galletas artesanales, que se convierten en el centro de las reuniones familiares.

Las bebidas no se quedan atrás. La chicha de saril, con su color vibrante y su toque de jengibre y clavo de olor, marca la estación decembrina, mientras que el chocolate caliente se convierte en el favorito de los más pequeños. En muchas casas se prepara ponche de huevo o dulce de frutas, recetas heredadas de abuelos y que permanecen vivas en cada celebración.

Las calles también celebran. Las comunidades organizan encendidos de luces, desfiles navideños, posadas, novenas y presentaciones musicales que llenan de vida barrios y parques. Las emisoras comienzan a sonar villancicos y tamboritos navideños, mezclando ritmos tradicionales con espíritu festivo.

Diciembre también es sinónimo de reencuentros. Panameños dentro y fuera del país se organizan para compartir con sus seres queridos, intercambiar regalos y disfrutar de momentos que fortalecen los lazos familiares. Las oficinas se llenan de convivios, los comercios amplían horarios y los centros de las ciudades se iluminan para recibir a locales y visitantes.

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Para muchos, esta es la temporada en la que el país entero parece detenerse por un instante para celebrar la vida, agradecer y mirar hacia un nuevo año con esperanza. La llegada de diciembre no solo marca el cierre del calendario, sino el inicio de una época en la que Panamá vibra, canta, cocina, abraza y se llena de tradiciones que continúan enriqueciendo su identidad.

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