El 1 de diciembre marca el Día Mundial del VIH/Sida, una fecha que recuerda al mundo que esta epidemia, identificada por primera vez en 1981, continúa siendo un desafío global y también un problema de salud pública en Panamá. Aunque los avances médicos han transformado el pronóstico de quienes viven con el virus, las cifras más recientes confirman que la prevención, el diagnóstico temprano y el acceso al tratamiento siguen siendo fundamentales.
El VIH tiene un origen que se remonta a África central, donde un virus presente en los simios logró transmitirse a los humanos a comienzos del siglo XX. Desde allí se expandió silenciosamente por rutas coloniales y médicas hasta llegar al Caribe y posteriormente a Estados Unidos, donde se detectaron los primeros cinco casos oficiales en junio de 1981. La revelación de esta nueva enfermedad marcó el inicio de una de las crisis sanitarias más significativas del siglo XX.
Panamá registró su primer caso de sida en septiembre de 1984, momento en el que el país inició una vigilancia epidemiológica que con los años permitió mapear la expansión del virus. Desde entonces y hasta diciembre de 2024, se han acumulado 43,111 notificaciones entre personas con VIH y casos que evolucionaron a sida, con 28,933 panameños viviendo actualmente con el virus. La mortalidad también ha dejado huella, con más de 14 mil fallecimientos desde el inicio de la epidemia.
Las estadísticas muestran que el VIH ha afectado mayoritariamente a hombres, especialmente a personas entre 20 y 39 años, lo que refleja el impacto en la población joven y económicamente activa. Con la introducción del tratamiento antirretroviral en el país —en 1999 a través de la Caja de Seguro Social y en 2002 mediante el Ministerio de Salud— las tasas de sida comenzaron a disminuir de forma marcada, reduciendo los casos graves y mejorando la calidad de vida de miles de personas.
A pesar de estos avances, el virus sigue representando un desafío. En 2024 se notificaron 387 nuevos casos de sida, con una prevalencia elevada en regiones como la Metropolitana, Ngäbe Buglé y Panamá Oeste. Ese año también se reportaron 207 embarazadas con VIH y 21 casos de transmisión materno infantil, una cifra que preocupa especialmente en la comarca Ngäbe Buglé y en Bocas del Toro, donde persiste un acceso limitado a servicios de salud y seguimiento prenatal.
Los datos preliminares de 2025 mantienen la alerta. Entre enero y octubre se registraron 1,059 nuevos casos de VIH y sida, con mayor incidencia en hombres y con la región Metropolitana nuevamente encabezando las estadísticas. La transmisión heterosexual continúa siendo la más reportada, seguida por la homosexual y bisexual.
El Día Mundial del Sida de este año se desarrolla bajo un llamado urgente de organismos internacionales. ONUSIDA advierte que, aunque 39.9 millones de personas viven con VIH en el planeta, aún existen más de 9 millones sin acceso a tratamiento. Las interrupciones en el financiamiento y los retrocesos sociales amenazan con frenar décadas de progreso.
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En Panamá, las autoridades y organizaciones sociales insisten en reforzar las estrategias de prevención, ampliar el acceso al diagnóstico, garantizar continuidad en los tratamientos y combatir el estigma, que sigue siendo una de las principales barreras para que muchas personas busquen atención. La aspiración global es alcanzar las metas 95-95-95 —diagnóstico, tratamiento y supresión viral— y avanzar hacia el objetivo de poner fin al sida como amenaza para la salud pública en 2030.
El Día Mundial del VIH/Sida no solo rinde homenaje a quienes han perdido la vida, sino que también resalta la responsabilidad colectiva en la educación, la solidaridad y el compromiso por garantizar que ninguna persona quede atrás en la respuesta frente a esta epidemia que, más de cuatro décadas después, aún exige acción.
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