Los bomberos combaten en medio de fuertes vientos los incendios que arrasan el norte y sur de California y dejan al menos 44 muertos, entre ellos el «Camp Fire», el más mortífero en la historia de este estado de la costa oeste de Estados Unidos.

Miles de bomberos lucharon por quinto día consecutivo para contener al llamado «Camp Fire», a los pies de las montañas de la Sierra Nevada y al norte de la capital estatal Sacramento, que deja 42 fallecidos, mientras equipos de búsqueda se abocan a la penosa tarea de ubicar víctimas.

Más de 5.100 bomberos de todo el país buscan contener las llamas, mientras equipos de búsqueda especializados -en los que participan antropólogos y especialistas en ADN- recorren la tierra arrasada para buscar e identificar restos humanos, en ocasiones reducidos solo a un puñado de cenizas.

El presidente Donald Trump declaró «una gran catástrofe en el estado de California y ordenó ayuda federal adicional» para las áreas afectadas, dijo la Casa Blanca en un comunicado. Esto libera fondos para los condados de Butte, Los Ángeles y Ventura.

En el terreno, autos que quedaron en medio de las llamas fueron reducidos aesqueletos metálicos, mientras algunas vigas o chimeneas que permanecen en pie delatan los lugares donde solía haber alguna vivienda.

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