El gobierno de Colombia culpó este viernes al ELN del ataque con coche bomba que la víspera mató a 20 estudiantes en una academia de policía y al agresor, con lo que parece inminente el fin de los accidentados esfuerzos de paz con la última guerrilla del país.
“El gobierno nacional sabe y entiende que el ELN no tiene voluntad de paz”, sentenció el comisionado de paz, Miguel Ceballos, en una rueda de prensa junto con otras altas autoridades en la sede presidencial.
El acto terrorista contra la escuela de cadetes fue cometido por un experto en explosivos de ese grupo, identificado como José Aldemar Rojas Rodríguez, de 56 años y quien pereció en el atentado, según el ministro de Defensa Guillermo Botero.
Simultáneamente, la fiscalía reiteró las denuncias de que líderes del ELN se refugian en Venezuela, sumergida en una severa crisis económica y blanco de una fuerte presión encabezada por Estados Unidos que busca la salida de Nicolás Maduro del poder.
Sin embargo, el gobierno colombiano dijo no tener evidencia que involucre a funcionarios venezolanos en este hecho.
Por su parte, el influyente líder chavista Diosdado Cabello negó la implicación de Caracas y condenó el ataque. “Los lacayos del imperialismo señalan a Venezuela, no tenemos nada que ver en esa guerra”, afirmó en un mitin.
Conocido en las filas del grupo guevarista como “Mocho Kiko”, por haber perdido la mano derecha en una detonación, Rojas se desempeñaba como jefe de inteligencia dentro del frente Domingo Laín que opera en el departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela. Llevaba tres décadas en la organización.
“Es una operación que se estaba planeando hace más de diez meses”, afirmó Botero.
– ¿Ataque suicida?
De nacionalidad colombiana, Rojas ingresó el jueves “de manera violenta” a la escuela a bordo de una camioneta gris Nissan Patrol cargada con 80 kilos de pentolita. El vehículo explotó frente a los dormitorios de mujeres de la principal escuela policial con él dentro.
“No existe hasta el momento (…) ningún elemento que nos permita concluir que esta persona se suicidó”, afirmó Botero.
Según el ministro, aunque “son muchas las hipótesis que se están barajando”, el plan original consistiría en activar los explosivos a distancia mediante “dispositivo electrónico”.
El estallido mató a 20 jóvenes entre 17 y 22 años. Entre los fallecidos hay una cadete ecuatoriana. También hubo 68 heridos, incluidos tres menores de edad, según la policía. Nueve personas siguen hospitalizadas.
“Frente al terrorismo el presidente Duque y su gobierno no vamos a ceder y no vamos a negociar”, proclamó Ceballos.
De momento, el ELN no se ha pronunciado sobre las acusaciones, mientras está previsto un nuevo pronunciamiento de Duque en la noche frente a las negociaciones de paz. Varias cuentas en Twitter de los rebeldes fueron suspendidas.
– Primeras capturas
El ministro Botero aseguró que “Mocho Kiko” estuvo en Venezuela en 2011 enseñando manejo de explosivos a guerrilleros refugiados en ese país. Aunque aseguró “con total y absoluta claridad” que no tienen indicios de participación en el atentado de funcionarios venezolanos.
“Tenemos información, que se ha estado judicializando, con el objeto de establecer la presencia de comandantes” del ELN “que actúan desde territorio venezolano”, dijo el fiscal general, Néstor Humberto Martínez.
Caracas y los rebeldes han negado esas versiones.
Martínez anunció además la captura en Bogotá de Ricardo Andrés Carvajal, quien “reconoció la autoría del atentado”.
El ataque, calificado por Duque de “demencial acto terrorista”, es el peor en Bogotá desde febrero de 2003, cuando rebeldes del ahora partido FARC detonaron un coche bomba en el club El Nogal. Treinta y seis personas murieron y decenas más sufrieron heridas.
– “Declaración de guerra” –
Desde su llegada al poder en agosto, Duque había dejado en suspenso los diálogos que sostenía su antecesor Juan Manuel Santos con el ELN desde 2017, primero en Quito y luego en La Habana, donde están los negociadores de paz de esa organización armada.
Cuba rechazó en un comunicado las “prácticas terroristas en todas sus formas y manifestaciones, sean cuales fueren sus motivaciones”.
Con unos 1.800 combatientes y una extensa red de apoyo en ciudades, el ELN se alzó en armas en 1964 y es la última guerrilla reconocida en Colombia tras el acuerdo de paz que desarmó y transformó en partido a las FARC.
El mandatario impuso condiciones de diálogo que fueron rechazadas por la guerrilla: cese definitivo de “actividades criminales” como el secuestro y los ataques a la infraestructura petrolera.
Aun así, los rebeldes insistían a Duque en que retomara las conversaciones sin exigencias.
“El proceso estaba prácticamente acabado” y el ataque presuntamente perpetrado por el ELN “es una declaración de guerra”, afirmó Ariel Ávila, de la Fundación Paz y Reconciliación.
El ataque contra la academia policial deja sin oxígeno las moribundas conversaciones, según analistas, que ponen en entredicho la unidad de mando de la guerrilla.
“Los autores del atentado son la parte más dura” del ELN, “que siempre ha estado en contra de la salida política”, dijo el investigador Camilo Echandía.