Brasil incrementó el domingo los esfuerzos para combatir los incendios en la Amazonía con el despliegue de dos aviones Hércules C-130.
Entre el viernes y el sábado se declararon 1,130 nuevos incendios, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil. La mayoría ocurre en la cuenca del río Amazonas.
Al menos siete estados brasileños han pedido al gobierno federal el envío de tropas.
La zona selvática cuenta con 43.000 militares apostados de forma permanente y a disposición para apagar los fuegos.
Expertos afirman que el aumento de la deforestación durante la temporada de sequía para crear tierras cultivables o de pastoreo agravó el problema este año.
“Llevamos combatiendo aquí por más de dos horas. El camión ya fue abastecido dos veces y está regresando de nuevo para reabastecerse. El combate es arduo, pero vamos a reabastecer ahora. Con toda certeza vamos a tener éxito en la misión”.
Los incendios y la gestión de la crisis por parte del gobierno de Jair Bolsonaro provocaron una ola de indignación mundial y son tema de preocupación en la cumbre del G7 en Biarritz, Francia.
El presidente Emmanuel Macron dijo que los líderes de las potencias mundiales acordaron ayudar a los países afectados pero el interés del mandatario francés por discutir el tema en la reunión generó críticas de Bolsonaro, quien denunció una “mentalidad colonialista”.
Seguidores del presidente brasileño se manifestaron el domingo frente a la embajada de Francia en Brasilia.
A pesar de que el 60% de la Amazonía está en Brasil, la selva también abarca partes de otros siete países: Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, así como la Guayana Francesa, un departamento de ultramar de París.
Por otro lado, manifestantes se movilizaron en Rio de Janeiro para pedir mayor protección al ambiente y criticaron a Bolsonaro, un escéptico del cambio climático y partidario de abrir tierras protegidas a la agricultura, ganadería y minería.