AFP – Río de Janeiro
Al menos 10 personas murieron la noche del jueves al viernes en el incendio de un hospital de Río de Janeiro, en una nueva tragedia que golpea el corazón de una ciudad que ya poco tiene de “maravillosa”.
El siniestro, provocado al parecer por un cortocircuito, se declaró al anochecer de jueves, y más de un centenar de pacientes fueron evacuados en medio de escenas de caos.
El alcalde de la ciudad, Marcelo Crivella, dijo, sin ninguna precisión, que se investigarán posibles actos de “sabotaje”.
“Al menos diez personas fallecieron”, indicó el Cuerpo de Bomberos de Río de Janeiro (CBMERJ), sin precisar si las víctimas eran pacientes o trabajadores del hospital Badim, en el barrio de Tijuca en la zona norte de la ciudad.
“Cerca de 90 pacientes tuvieron que ser transferidos para otras unidades médicas”, agregó el comunicado.
Según informaciones preliminares del hospital, el fuego se inició a raíz de “un cortocircuito en el generador” de uno de los edificios del complejo médico y “el humo se propagó a todos los pisos del edificio antiguo”.
Las llamas fueron controladas después de las 20H00 locales (23H00 GMT), con un parte inicial de una persona fallecida; los otros nueve cuerpos fueron hallados por los bomberos durante las operaciones de rescate de la madrugada.
Una densa columna de humo negro se alzó por un costado de uno de los edificios de este centro médico privado, en tanto que enfermeras, médicos y voluntarios corrían para sacar del lugar a los pacientes.
Colchones y camillas fueron colocados sobre el asfalto en la calle frente al hospital, mientras las ambulancias intentaban abrirse paso entre el personal médico y la multitud de curiosos para trasladar a los pacientes a otros centros hospitalarios.
Decenas de familiares de los pacientes se concentraron en el lugar y algunos ingresaron al centro médico para intentar salvarlos.
“Saqué a mi madre del cuarto en el que estaba y cuando llegamos a la escalera de emergencia había muchas personas corriendo”, declaró al portal de noticias UOL el abogado Carlos Oterelo, cuya madre de 93 años estaba ingresada con neumonía.
Según los bomberos, el hospital tenía los certificados de seguridad expedidos por el propio cuerpo.