Tras Nueva York, la semana de la moda en Londres de las colecciones primavera/verano 2020 arrancó este viernes, entre las turbulencias del Brexit y la presión de los ecologistas.
Según una encuesta realizada por la empresa consultora Fashion Roundtable, el 96% de los profesionales del sector en el Reino Unido votaron a favor de permanecer en el seno europeo en el referéndum de junio de 2016. Y desde entonces sus temores no han sido atenuados. Todo lo contrario.
El British Fashion Council (BFC), que representa a esta industria, aboga por que “se evite” una salida sin acuerdo de la Unión Europea el 31 de octubre, opción abiertamente contemplada por el primer ministro conservador, Boris Johnson.
Desde la apertura de la Fashion Week, la presidenta del BFC, Stephanie Phair, ha marcado la pauta, instando al gobierno a “buscar un acuerdo con la UE que garantice un crecimiento sano y constante de la industria de la moda”.
Si el país pasará el 1 de noviembre a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), le costaría a la industria de la moda entre 850 y 900 millones de libras (entre 950 y 1.000 millones de euros, 1.050 millones de dólares y 1.120 millones de dólares), según un estudio de la Asociación Británica de la Moda y el Textil de 2018.
La industria de la moda, que aporta 32.000 millones de libras (35.000 millones de euros, 38.700 millones de dólares) a la economía del país y emplea a casi 900.000 personas, se preocupa a la vez por los aranceles que se impondrán en caso de salida sin acuerdo y de las normas endurecidas en materia de circulación de personas.
“Nuestra industria es extremadamente internacional. Los talentos de todo el mundo tienen que venir”, explica Phair.