AFP – Tegucigalpa, Honduras
“Teníamos 28 días de que no venía el agua”, se queja Rosario López, de 24 años, en una barriada de Tegucigalpa, una ciudad sometida a severos racionamientos al disminuir las reservas ante la peor sequía que enfrente Honduras en décadas.
La joven participó el viernes 13 junto a otros pobladores del empobrecido barrio El Chile, cercano al centro capitalino, en el bloqueo de un puente en demanda de agua. Pero fueron desalojados por la policía con bombas lacrimógenas.
Pobladores de otros barrios que también bloquearon calles con neumáticos encendidos para reclamar por el agua, igualmente fueron desalojados por policías.
Después de la toma del puente, “nos tiraron el agua por un ratito” en el barrio, dijo a la AFP López, una mujer delgada, trigueña, de mediana estatura, sentada frente a su casa de tablas y techo de zinc.
Añadió que durante los días sin agua llegó una vez un camión cisterna a abastecer el vecindario, enviado por el sistema estatal de aguas. El resto lo cubrió comprando a vehículos privados que venden a dos dólares el barril de 20 galones.
“Tiene que llover y (las autoridades) tienen que hacer más represas para que haya más agua. Cuando llueve se desperdicia el agua porque solo hay dos represas”, se queja Cenia Tomasa Amador, de 47 años, sentada en la acera junto a López.