AFP- Los últimos cuatro activistas estadounidenses que quedan en la embajada de Venezuela en Washington esperan este martes la entrada de la policía al recinto, después de negarse a salir la víspera cuando las autoridades les ofrecieron no presentar cargos si lo hacían voluntariamente.
Desde hace 34 días, un grupo de estadounidenses que crearon el Colectivo para la Protección de la Embajada (Embassy Protection Collective) viven en la sede, con la anuencia del gobierno de Nicolás Maduro.
El propósito de los activistas, que denuncian la existencia de un plan de golpe de Estado contra Maduro, es impedir la entrada de los delegados del líder opositor venezolano Juan Guaidó y custodiar el recinto tras la salida de los últimos diplomáticos venezolanos el 24 de abril.
“Todavía estamos acá, hoy es otro día en el que Guaidó no es presidente y Maduro sí. No me importa que me arresten”, dijo por la ventana antes de las 09H00 (14H00 GMT) Kevin Zeese, codirector de la organización Resistencia Popular, envuelto en una manta.
Las autoridades notificaron a los activistas que tenían que salir del edificio, según indicó el lunes Rafael Alfonso, encargado de operaciones de la delegación de Carlos Vecchio, el representante de Guaidó a quien Washington reconoce como embajadoro.
Desde hace semanas, la pugna que enfrenta Venezuela entre el gobierno de Maduro, reconocido por la ONU y apoyado por Rusia y China, y Guaidó, respaldado por Estados Unidos y más de 50 países, también se trasladó a la sede diplomática en Washington.
Vecchio afirmó la semana pasada que desde el 1 de mayo dio su consentimiento a las autoridades estadounidenses para “recuperar” la embajada.
Dentro de la sede permanecen, además de Zeese, la otra codirectora de Resistencia Popular, Margaret Flowers, y otros dos activistas.
“Nosotros hemos cuidado esta embajada y pedimos que se realice un video del edificio antes de que haya cualquier arresto”, dijo la organización en un comunicado.
– “Me quedé sin vacaciones” –
Frente a la legación diplomática, unos 10 venezolanos pasaron la noche en sillas de playa turnándose para descansar en sus coches para no perderse el momento en que ingrese la policía.
“Tengo 13 días aquí y siento que es un deber patrio recuperar nuestra embajada”, contó a la AFP Oneida Caldera, de 59 años.
Oneida dijo que había cancelado sus vacaciones en Florida para ser parte de la movilización espontánea de venezolanos que acudieron a la embajada para alentar a los activistas a abandonar el edificio.
“Yo no iba a ser feliz en esas dos semanas de vacaciones”, afirmó. “Gracias a Dios hoy se acabó, ya me quedé sin vacaciones y voy ya a trabajar directo, estas fueron mis vacaciones”.
Después del fallido levantamiento de un grupo de militares en Venezuela el 30 de abril, un grupo de venezolanos comenzó a acampar fuera de la embajada y sitió a los activistas para impedir que entrara comida al recinto.
Los venezolanos trajeron un generador, arepas y café y un potente equipo de sonido que reproducía varias veces al día el himno venezolano y música del Caribe.
El lunes por la noche, la policía inició el operativo para desalojar la embajada y pidió a los venezolanos que despejaran la acera.
Estados Unidos y Venezuela rompieron relaciones diplomáticas en febrero, después de que Guaidó se proclamara presidente interino de Venezuela con el aval del Parlamento de mayoría opositora el 23 de enero y que Washington reconociera a su gobierno.
Los últimos diplomáticos de Maduro perdieron sus credenciales después de que la Organización de los Estados Americanos votara el 10 de abril reconocer a la delegación de Guaidó como representantes de Venezuela.
Desde que se acabó el plazo para la salida de los diplomáticos de Maduro, en la noche del 24 de abril, los activistas se prepararon para ser evacuados de forma inminente. En la noche del miércoles un equipo de la compañía eléctrica PEPCO cortó la electricidad a la embajada.
“Cada día que nos quedamos es una victoria”, dijo Flowers.