Una multitud salió el domingo a las calles de Quito para celebrar el acuerdo entre el gobierno e indígenas que revoca la eliminación de subsidios al combustible que había sido pactada con el FMI.
Un alto número indígenas se había manifestado durante toda la semana, pese al toque de queda impuesto por el presidente Lenín Moreno a raíz de los fuertes disturbios del sábado.
Luego de más de cuatro horas de negociación con la mediación de la ONU y la Iglesia católica, ambas partes asumieron un compromiso que atiende la exigencia del movimiento indígena: la derogatoria del decreto que había liberado el precio del diésel y la gasolina, encareciéndolos hasta en 123%.
El presidente, que reconoció el “sacrificio de cada una de las partes”, escribió Twitter que el gobierno “sustituirá el decreto 883 por uno nuevo que contenga mecanismos para focalizar los recursos en quienes más los necesitan”.
Según la Defensoría del pueblo, las protestas dejaron siete muertos, más de mil heridos y un millar de detenidos.