AFP – En la región de Xinjiang, China ha cambiado las reglas de los exámenes de ingreso a la universidad para dar a los hijos de un matrimonio interétnico ventajas sobre los otros estudiantes. Los expertos lo consideran una forma de borrar la cultura musulmana.
Xinjiang fue escenario en los últimos diez años de atentados sangrientos atribuidos a los uigures, una etnia musulmana de habla turca. La coexistencia con los hanes (chinos de origen) es a veces tensa.
En nombre de la lucha contra la inseguridad Pekín impuso medidas draconianas en la región. Se le acusa de haber internado a un millón de personas en campamentos, a veces con la simple excusa de que llevaban barba larga o velo integral.
China desmiente esta cifra y los califica de “centros de formación profesional” destinados a mejorar las posibilidades de encontrar empleo y limitar el riesgo de radicalización islamista.
Varias asociaciones de defensa de los derechos humanos y personas que han estado internadas en ellos aseguran que el objetivo es aculturar a los uigures y a las otras minorías étnicas.
La nueva reforma educativa (que determina el ingreso en la universidad) es un paso en la misma dirección en una región donde la etnia uigur y la han representan cada una casi la mitad de la población total (23 millones de habitantes).
– Discriminación positiva –
En China, los miembros de las minorías étnicas tienen derecho a puntos adicionales en los exámenes, una medida de discriminación positiva para compensar su supuesto nivel inferior de mandarín. Esta vez el gobierno de Xinjiang ha invertido la tendencia.
En una circular publicada la semana pasada anunció que duplicaría los “créditos extra” (20 en adelante) a los estudiantes con uno de sus padres han y el otro de una minoría étnica local (uigur, tibetano, kazajo, mongol, tayico, ruso…).
Si sus dos padres son de una etnia minoritaria el número de puntos extra baja de forma exponencial y pasa de 50 a 15.
Esta nueva política “entra en el marco de un intento de chinización de cualquier forma de pensamiento y comportamiento no Han”, estima James Leibold, especialista de China en la universidad australiana de La Trobe.
China opina que “los matrimonios interétnicos constituyen un medio importante de promover la integración nacional y la asimilación de los uigures y otras minorías étnicas en el seno de la nación china”, declaró a la AFP.
Timothy Grose, profesor de estudios chinos en el Instituto de Tecnología Rose-Hulman (Estados Unidos), va más allá y afirma que estas “nuevas medidas de incentivo (…) revelan el enfoque sistemático del Partido Comunista Chino (PCC) para debilitar la identidad turcomusulmana”.
El gobierno de Xinjiang no ha respondido a una petición de entrevista de la AFP.
– “Desconfianza mutua” –
Esta reforma no es el primer intento de las autoridades locales de promover las bodas interétnicas.
En 2014, el condado de Qiemo (sur de Xinjiang) anunció que recompensaría a las parejas formadas por un han y un miembro de una minoría étnica con 10.000 yuanes (1.300 euros, 1.450 dólares) anuales los cinco primeros años de matrimonio.
Resulta difícil medir el efecto de este tipo de política.
Las estadísticas sobre el tema escasean, pero el censo de 2010 muestra que la gente tiene tendencia a casarse dentro de su comunidad (sólo el 0,2% de los uigures desposaban a hanes).
“Las autoridades promueven los matrimonios interétnicos desde hace décadas, sin mucho éxito”, señala Timothy Grose. “Me cuesta creer que estos cambios en las notas de los exámenes vayan a incitar a las minorías a buscar masivamente un cónyuge han”.
En las redes sociales chinas, los internautas son globalmente escépticos y algunos se quejan de la discriminación negativa de los niños 100% hanes, que carecen de puntos extra.
“Hay mucha sospecha y desconfianza mutua (entre uigures y hanes), pero esto no frena en modo alguno al Estado-partido en su voluntad de imponer su política”, estima James Leibold.