Uno de los rompecabezas literarios más endemoniados del mundo ha sido resuelto por tercera vez gracias, de alguna manera, al confinamiento. Un libro con misteriosos asesinatos y cuyas 100 páginas están completamente desordenadas ha sido ordenado de nuevo.

«Cain’s Jawbone» fue creado por el antiguo autor de crucigramas del «Observer», Edward Powys Mathers, más conocido por su alias de Torquemada. Se publicó por primera vez en 1934 e invitaba al aspirante a ordenar las 100 páginas con más de 32 millones de combinaciones posibles, explica «The Guardian».

La introducción se plantea así de divertida: «Las páginas se imprimieron en un orden completamente desordenado e incorrecto, un hecho que refleja poco crédito para alguien», escribió Torquemada. «El autor asegura a sus lectores, sin embargo, que si bien ahora es demasiado tarde para que él remedie el orden de las páginas, es muy posible que, si se toman la molestia de tomarse la molestia, puedan reordenarlas correctamente por sí mismos».

Y ha vuelto a ocurrir, tras la reedición del puzzle el año pasado después de que se creyera perdida la solución. Así, la organización Laurence Sterne Trust ofreció un premio de 1.000 libras a quien pudiera resolverlo en un año, nada menos. Pero avisaban que no era «para pusilánimes». Y no exageraban. El propio ganador se maravilla de haberlo conseguido.

John Finnemore, cómico británico, fue uno de los 12 participantes y el único que obtuvo la respuesta correcta. Dijo que «Cain’s Jawbone» era «de lejos el rompecabezas más difícil que he intentado». De hecho, explica que cuando vio la caja con las páginas le pareció que no estaba a su alcance mental resolverlo «salvo que por alguna extraña razón estuviera atrapado en mi propia casa durante meses. Sin ningún lugar adonde ir y sin nadie a quien ver. Desafortunadamente el universo me escuchó», relata Finnemore a «The Guardian».

Antes que este comediante solo dos lectores lograron resolver el misterio en los años 30. Se tratada S. Sydney-Turner y WS. Kennedy. Ambos ganaron 25 libras. Finnemore, por su parte, está fascinado por cómo pudieron hacerlo antes de la llegada de internet, a él le llevó cuatro meses intentándolo por tierra, mar, aire e internet y confesó que miraba las hojas y «me sangraba la frente». La institución Laurence Sterne Trust, por otro lado, confirmará cualquier otra solución correcta si se envía y, con el ganador, han acordado mantener en secreto la respuesta correcta.

Fuente:  ABC Cultura