La crisis alimentaria en Cuba se intensifica, llevando a la población a enfrentarse a una alarmante escasez de productos básicos, incluyendo pan, arroz y aceite. Linorka Montenegro, una residente de 55 años de La Habana, expresó la dura situación al salir de una bodega distribuidora de alimentos subsidiados. “Hay que decir la verdad, como dura que sea: esto está mal”, afirmó.

Desde hace seis décadas, el gobierno cubano ha suministrado alimentos a precios subvencionados, pero la actual crisis ha dejado a la población con porciones de pan más pequeñas y escasas raciones de arroz. Según el Ministerio de Industria Alimentaria, Cuba necesita 3.000 toneladas mensuales de trigo para mantener la producción de pan racionado, pero durante los últimos meses solo ha logrado adquirir un número alarmantemente bajo, provocando la reducción temporal del tamaño del pan subsidiado de 80 a 60 gramos.

La ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz, ha informado a la población que este mes no habrá disponibilidad de aceite ni café, productos que ya eran escasos. Barcos con arroz y sal también permanecen en los puertos, esperando financiamiento para su descarga. Rosalía Terrero, empleada de una bodega, lamenta que los ancianos sean quienes más sufren con las bajas pensiones y la escasez de alimentos.

Cuba atraviesa una de sus peores crisis desde la década de 1990, caracterizada por la falta de alimentos, medicamentos y combustibles, acompañada de constantes apagones y una inflación descontrolada. La población enfrenta precios elevados para acceder a alimentos en tiendas privadas o estatales que solo aceptan moneda extranjera, mientras que el salario promedio es de apenas 5.000 pesos, equivalentes a aproximadamente 42 dólares.

El gobierno cubano, a través del canciller Bruno Rodríguez, ha atribuido gran parte de esta crisis al embargo estadounidense, que ha tenido un costo para la isla de más de 5.000 millones de dólares en un año. A pesar de reconocer dificultades en la distribución de alimentos, Rodríguez advirtió que el embargo se manifiesta más que nunca en las carencias que enfrenta el pueblo cubano.

Mientras tanto, los ciudadanos continúan lidiando con la situación, como Emilio Cedeño, un zapatero jubilado de 88 años, quien expresó su frustración ante la falta de productos en la isla. Washington permite la exportación de alimentos a Cuba, pero con condiciones que complican el acceso a estos recursos.

La cruda realidad ha llevado a muchos cubanos a buscar alternativas en medio de la crisis, incluso arriesgándose a irse a la cama sin cenar. Rosalía Terrero describe la situación diciendo que “el cubano se mantiene bravo desde que se levanta hasta que se acuesta”, reflejando el difícil panorama que enfrenta la población en la isla.

        

            

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