Ousmane Dembélé, del París Saint Germain, fue galardonado este lunes con el Balón de Oro, que conceden la publicación gala France Football y la UEFA en un acto celebrado en el teatro Chatelet de París.

Dembélé contaba con todo el impulso que le otorgan los cuatro títulos alzados por su equipo, sobre todo la Liga de Campeones, la primera de su historia, con sus 35 goles y 16 asistencias que le convirtieron en el estilete del equipo que marcó la pasada campaña. Su principal enemigo era la dispersión de votos con sus compañeros, puesto que el PSG, colocó a nueve futbolistas entre los 30 candidatos.

El Barça tuvo menos jugadores entre los que postulaban al premio, cuatro, por lo que todos los focos apuntaban a Lamine Yamal, quien se llevó el Trofeo Kopa, con peores números que Dembélé, 21 goles y 22 asistencias, y menos títulos, porque la Liga de Campeones se escapó en una semifinal desgraciada contra el Inter, pero cuya proyección a sus 18 años apunta a una figura histórica.

Dembélé agradeció a su actual club y a sus compañeros que le ayudaran a conseguir el Balón de Oro, agradeció la confianza del presidente, Nasser Al-Khelaifi, y al entrenador, Luis Enrique, que consideró «como padres».

Pero también se acordó de sus anteriores clubes, especialmente del Barcelona, del que dijo que fue «el club en el que soñaba jugar».

«He pasado siete años allí y he aprendido mucho junto a jugadores como Iniesta o Messi. Todo ese aprendizaje me conduce hasta aquí», señaló.

El jugador se acordó también de su selección y de Didier Deschamps, que le dio confianza incluso en los momentos más difíciles de su carrera y le prometió todo el trabajo posible «para ganar el Mundial en su último año».

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