AFP – París, Francia
¿Debería la Unión Europea cerrar su mercado interior de marfil para salvar a los elefantes, como ya hicieron China y Estados Unidos? Varias oenegés y Francia así lo defienden, coincidiendo con una conferencia internacional sobre comercio de especies salvajes en Ginebra.
La población de elefantes pasó de varios millones a principios del siglo XX a unos 400.000 en 2015 en el continente africano, diezmada por la caza furtiva. En ese continente, “el 60% de las muertes de elefantes constatadas se debieron a la caza furtiva”, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Para proteger al mayor mamífero terrestre, desde 1989 el comercio internacional de marfil está prohibido, salvo en raras excepciones concedidas a unos cuantos países para que vendan sus reservas de colmillos.
Estados Unidos cerró en 2016 su mercado interior de marfil, excepto en algunos casos, y China hizo lo propio en 2017. Pero en el mundo siguen existiendo regiones donde la venta de marfil sigue permitiéndose, como Japón o la Unión Europea.
La cuestión estará sobre la mesa este miércoles en una conferencia de la ONU sobre especies en peligro, que se está celebrando en Ginebra (Suiza) desde el sábado hasta el 28 de agosto. La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) establece las normas del comercio internacional de más de 35.000 especies de fauna y flora salvajes.
Nueve países -Burkina Faso, Costa de Marfil, Etiopía, Gabón, Kenia, Liberia, Níger, Nigeria y Siria- instaron a la CITES a “pedir con carácter urgente el cierre de todos los mercados interiores de marfil”.
“El mantenimiento de un mercado de marfil crea oportunidades de blanqueo de marfil adquirido ilegalmente, plantea problemas de seguimiento y de aplicación […] y compromete las prohibiciones en otros países al aportar una salida alternativa a proveedores y traficantes”, avisaron esos países.
“Desde el momento en que los principales mercados se cierren, ya no habrá salidas. De hecho, el elefante de África quedará protegido pues ya no se podrá comerciar con marfil y la caza furtiva cesará”, indicó Yann Wehrling, embajador de Francia para el Medio Ambiente.