Un nuevo refugio natural con 20 ejemplares de tiburón martillo, una especie en peligro de extinción, fue hallado en Galápagos, informó este jueves el Ministerio de Ambiente de Ecuador.
El sitio de crianza de tiburones martillo (Sphyrna lewini) fue descubierto “en la zona costera de (la isla) Santa Cruz por una expedición de monitoreo de tiburones juveniles y tortugas marinas”, señaló la cartera en un comunicado.
Este es el segundo refugio natural de tiburones martillo juveniles reportado en el archipiélago. El primero fue hallado en diciembre de 2017 cuando técnicos del Parque Nacional Galápagos (PNG) inspeccionaban la reserva marina de las islas. En esa ocasión encontraron 30 ejemplares.
Las áreas de crianza o semilleros son lugares donde los tiburones adultos acuden para tener a sus crías, que a su vez permanecen en el lugar hasta desarrollarse.
En el nuevo refugio, los investigadores marcaron a cinco animales con dispositivos de identificación para seguir sus movimientos, “lo cual brinda una oportunidad para que estas especies puedan recuperarse a través de la aplicación de acciones y medidas de manejo para proteger estos ecosistemas”, dijo Eduardo Espinoza, guardaparque responsable de la expedición, según el comunicado.
El lento crecimiento, la baja capacidad reproductiva y la explotación pesquera amenazan la existencia de los tiburones martillo. Esas condiciones han llevado a que la especie sea considerada en peligro, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Ecuador creó en marzo de 2016 dentro de la reserva marina de las islas Galápagos un santuario de 38.000 km2 para proteger al tiburón martillo.
La reserva marina de Galápagos, donde está prohibida la pesca industrial, es la segunda más grande del mundo con 133.000 km2. En ella se han reportado más de 2.900 especies marinas.
Las islas Galápagos, localizadas en el Pacífico a 1.000 km de la costa ecuatoriana, tienen uno de los ecosistemas más frágiles con flora y fauna únicas en el mundo.
El archipiélago, que toma el nombre de las gigantes tortugas que las habitan, sirvió de laboratorio al naturalista inglés Charles Darwin para desarrollar la teoría sobre la evolución de las especies.