Las compañías aéreas japonesas deberán someter a sus pilotos de línea a controles de alcoholemia, anunciaron el miércoles las autoridades, una decisión adoptada tras una serie de vuelos retrasados porque el personal estaba ebrio o todavía no recuperado de una velada muy regada.
Un comité del ministerio de Transportes nipón decidió imponer estas pruebas a las compañías aéreas y fijó el límite autorizado en 0,09 mg de alcohol por litro de sangre. Para los automovilistas, el límite es actualmente de 0,15 mg/l.
El mes pasado un copiloto de la compañía Japan Airlines (JAL) fue detenido en Londres justo antes de la salida de su vuelo con una tasa de alcohol en la sangre 10 veces superior al límite legal.
Según las reglas japonesas vigentes, los tripulantes de los aviones tienen prohibido consumir alcohol durante las ocho horas previas a asumir su puesto, pero no hay límite fijado legalmente y los tests de alcoholemia no son obligatorios.
En el caso de JAL, el copiloto había efectuado una primera prueba de alcoholemia antes de salir hacia el aeropuerto, que resultó negativa.
Pero posteriormente despertó las sospechas del conductor del autobús que le condujo hasta su avión en el aeropuerto de Heathrow. El copiloto fue detenido por la policía tras un test de alcoholemia y un análisis de sangre.
El hombre reconoció haber consumido dos botellas de vino y más de 1,8 litros de cerveza seis horas antes del vuelo.
“Estamos convencidos de que (la primera prueba realizada) no realizó correctamente”, comentó Muneaki Kitahara, director de comunicación de JAL en una rueda de prensa.
A finales de octubre, la compañía All Nippon Airways explicó que uno de sus pilotos se declaró enfermo tras una noche de borrachera en la isla de Ishigaki, en la prefectura de Okinawa (sur de Japón). Esta baja de último momento provocó retrasos en cinco vuelos regionales a partir de Okinawa y 619 pasajeros resultaron afectados.