La  Juventus  no está de vuelta porque nunca se marchó. Ni cuando el club, su gente, pagó el castigo del descenso por las trampas del clan de Luciano Moggi se dejó ir por el precipicio del desánimo y convirtió la temporada 2006-07 en un asalto furioso de regreso a la Serie A que conquistó con una superioridad soberbia.

Allí se quedó Buffon, como Del Piero (‘un caballero nunca abandona a una dama’), Nedved, Camoranesi, Trezeguet o Birindelli. Mientras Ibrahimovich, Thuram, Cannavaro, Vieira, Emerson o Zambrotta convinieron que sus carreras no podían detenerse en la Serie B y escaparon a la carrera, los otros permanecieron fieles a la ‘Vecchia Signora’ y en mayor o menor medida se ganaron un lugar en la eternidad bianconera.

Al cabo de diez años la Juve está, otra vez, en puertas de la gloria máxima. Desconocedora de la palabra fracaso que muchos quieren relacionar con ella por ser quien más finales de Champions ha perdido, pasea con orgullo su grandeza íntima y peleará en Cardiff por devolver al Real Madrid la decepción que sufrió hace 19 años en Amsterdam.

Es su día grande, el segundo desde aquel infierno al que le condenó la práctica mafiosa de Moggi. En 2015 chocó contra la majestuosidad del Barça de Messi en Berlín, y en Cardiff, con Buffon, el eterno, al frente volverá a disfrutar de la oportunidad de coronarse como campeón de Europa.

Mantiene en el recuerdo el título bañado en sangre que conquistó en 1985 frente al Liverpool en Heysel y no olvida los penalties atajados por Peruzzi a Davids y Silooy. Como el lanzamiento definitivo de Jugovic que le otorgó el título en 1996.

Ganaron Peruzzi, y Deschamps, Conte, Ravanelli, Vialli, Del Piero o Ferrara… Campeones que destronaron al último gran Ajax antes de sufrir un año después la derrota en Múnich frente al Borussia Dortmund y que dio paso a esa suerte de leyenda maldita que le acompaña.

Si antes de su primer título en 1985 había perdido las finales de 1973 y 1983, desde la conquista de 1996 se vio derrotada en 1997, 1998, 2003 y 2015. Real Madrid, Milan y Barcelona fueron los últimos en derrumbar el sueño del club más amado, y odiado, de Italia pero no de apagar el orgullo con el que se pasea allá donde va.

Deschamps le ascendió en 2007, Ranieri le instaló de nuevo entre los grandes de la Serie A y tras las apuestas fallidas de Ferrara, Zaccheroni y Del Neri llegó Antonio Conte en 2011 para catapultarle ya de forma incuestionable.

Desde 2011, primero con Conte y después bajo la dirección de Allegri, la Juventus ha recuperado con una grandeza incuestionable el mando del futbol italiano.

Ha conquistado seis veces consecutivas, récord absoluto, el Scudetto y después de enlazar por tercer año el doblete Liga-Copa sueña en Cardiff con lograr el primer triplete de su historia.

Suceder al Barça de Luis Enrique es un reto mayúsculo. Lograrlo frente al  Real Madrid  de su antiguo ídolo Zidane, el sueño. Para la Juventus llega el día soñado y nadie alrededor del club bianconero recuerda ya aquella tragedia a la que le condenó la justicia en 2006.

Fuente: Espn

 

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