AFP – Campo de Lava de Lambahraun, Islandia
Antes de la próxima misión a Marte, en 2020, la NASA prepara en los campos de lava islandeses la continuación del trabajo iniciado por Curiosity, un robot que explora desde 2012 el planeta rojo buscando de señales de vida.
El campo de lava de Lambahraun, a los pies del glaciar Langjökull, el segundo más grande de Islandia y situado en el este de la isla, fue el terreno de juegos de una quincena de científicos e ingenieros de la agencia espacial estadounidense durante tres semanas de julio.
La isla volcánica, situada en el Atlántico norte, tiene algo de marciano, debido a su arena negra de basalto, las dunas formadas por el viento, las rocas negras y las cumbres de las montañas que la rodean.
“Es un muy buen análogo para la exploración de Marte y para aprender a manejar róvers” en terreno marciano, destaca desde el lugar Adam Deslauriers, responsable de espacio e instrucción de Mission Control Space Services.
La NASA recurrió a esta empresa canadiense, con sede en la Ottawa, para que pruebe un prototipo de astromóvil en el marco del proyecto SAND-E, de navegación semiautónoma para los entornos de rocas clásticas.
Este pequeño vehículo eléctrico, de paredes blancas y chasis naranja, se desplaza gracias a cuatro ruedas motrices impulsadas por dos motores laterales, que funcionan como una excavadora gracias a 12 pequeñas baterías de vehículo disimuladas en su interior.
“Este róver es fundamentalmente indestructible”, asegura Adam Deslauriers. “Los que tenemos en Marte y la Luna serían mucho más sensibles al medio ambiente y a las condiciones de Islandia. Un róver lunar no está para nada preparado para la lluvia”, asegura.