Escolares de distintos centros de Saldaña, Magaz de Pisuerga y Palencia participaron durante la Semana de la Ciencia en una experiencia que acercó la investigación científica a las aulas y a los laboratorios universitarios. 

La iniciativa, impulsada por la Universidad de Valladolid y el centro tecnológico Itagra, buscó que los niños descubrieran que el suelo que pisan todos los días es un espacio lleno de vida y que su conservación influye directamente en la salud del planeta.

Los estudiantes trabajaron en laboratorios de Biología, Física y Química, donde pudieron manipular microscopios, observar microorganismos y reconocer la variedad de formas de vida que habitan en una simple muestra de tierra. 

Bacterias, hongos y levaduras aparecieron ante sus ojos como protagonistas invisibles que intervienen en la descomposición de la materia orgánica, la filtración del agua y la fertilidad de los cultivos. Técnicos de Itagra les explicaron que estos procesos son fundamentales para mantener ecosistemas equilibrados y asegurar alimentos para la población humana.

Durante las prácticas, los niños aprendieron a manejar portaobjetos, medir pH, analizar texturas y diferenciar tipos de suelo a través de experimentos guiados. También comprendieron cómo factores como la materia orgánica determinan la calidad de un terreno y su capacidad para sostener la vida. 

La responsable de Itagra, Marta Sánchez, destacó que los alumnos trabajaron como si fueran técnicos reales y que el contacto con instrumentos científicos les permitió entender la importancia de la investigación aplicada al medio rural.

La experiencia no se limitó a los laboratorios. Meses atrás, los escolares de Saldaña habían iniciado un experimento de campo basado en la descomposición de infusiones enterradas en distintos puntos del municipio. 

Con este ensayo, diseñado para medir la actividad biológica del suelo, los alumnos observaron cómo cambia la descomposición según el entorno y cómo los microorganismos influyen en ese proceso. 

Para los técnicos, esta actividad permitió que los niños comprendieran que la ciencia no es algo lejano, sino una herramienta para estudiar su propio entorno.

El tutor del grupo, Mario Díez, consideró que esta iniciativa ofreció a los estudiantes una oportunidad única para vivir la ciencia de primera mano. 

La posibilidad de manipular instrumentos profesionales, ver microorganismos en movimiento y descubrir funciones invisibles del suelo generó curiosidad y motivación entre los participantes. Para él, la experiencia reforzó la idea de que el aprendizaje científico es más efectivo cuando se acompaña de práctica y observación directa.

Los investigadores destacaron que promover la curiosidad desde edades tempranas contribuye a formar ciudadanos más conscientes sobre la importancia de los recursos naturales. Recordaron que un suelo saludable es la base de los ecosistemas, de la producción alimentaria y del equilibrio ambiental. 

Por ello, cuidar el terreno que pisamos significa cuidar la continuidad de la vida en el planeta. La iniciativa invitó a los niños a asumir ese rol con responsabilidad, recordándoles que cada acción cotidiana influye en la protección de la tierra que sustenta todo.

Fuente: EFE

Escolares de distintos centros de Saldaña, Magaz de Pisuerga y Palencia participaron durante la Semana de la Ciencia en una experiencia que acercó la investigación científica a las aulas y a los laboratorios universitarios.
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