AFP- Bruselas, Bélgica
Los mandatarios de los países de la Unión Europea intentan este martes superar divisiones y consensuar las personas que liderarán el bloque durante los próximos cinco años, una negociación complicada que la víspera terminó en fracaso tras una noche de infructuosas discusiones.
Los líderes de la Unión Europea (UE) deben retomar a las 14H00 (12H00 GMT) en Bruselas, con tres horas de retraso, sus discusiones conducentes a designar los nuevos jefes de la Comisión Europea, Consejo y diplomacia comunitaria, y del Banco Central Europeo (BCE), aunque las tratativas ya empezaron.
Los desacuerdos se centran en torno al conocido como “acuerdo de Osaka”, que concede la presidencia de la Comisión -la joya de la corona- al socialdemócrata holandés Frans Timmermans, pese a que su familia política quedó en segundo lugar en las pasadas elecciones europeas.
“A él no le gustan nuestras regiones”, dijo a su llegada el presidente checo, Andrej Babis, expresando el rechazo que genera el holandés entre algunos países del Este del bloque. “Siempre presionó por una política de migración que es inaceptable para nosotros”, agregó.
La respuesta vino poco después del presidente español, Pedro Sánchez, negociador de los altos cargos en nombre de los socialdemócratas, para quien “no se puede rechazar a alguien porque haya defendido los tratados, los principios y los valores de la UE”.
Aunque el Partido Popular Europeo (PPE, derecha) cedía la Comisión pese a haber ganado los comicios, a cambio obtenía la presidencia de la Eurocámara para su candidato, el alemán Manfred Weber, en virtud del pacto.
Pero reclama también dirigir el Consejo Europeo, cenáculo de líderes, uno de los escollos de la negociación, ya que los liberales reclaman también este cargo, del que depende el color político del próximo jefe de la diplomacia europea.
– “Frente anti-Merkel en el PPE” –
Por ello, la cesión en el acuerdo de Osaka del Consejo a los liberales, además de ceder la Comisión, generó frustración en el seno del PPE y críticas a una de los suyos, la canciller alemana Angela Merkel, que dio su visto bueno a este reparto en la ciudad japonesa.
“Hay un frente anti-Merkel en el seno del PPE”, explicó una fuente europea. Merkel defendió el acuerdo en Osaka junto al socialdemócrata Sánchez, y a los liberales francés Emmanuel Macron y holandés, Mark Rutte.
Así, pese a formar parte de la misma familia que Merkel, los primeros ministros de derecha de Irlanda, Letonia y Croacia se opusieron al mismo, así como los dirigentes de Hungría, Polonia y República Checa, según esta fuente.
La suma de los seis no bloquea la designación de Timmermans, que necesita el apoyo de al menos 21 de los 28 dirigentes cuyos países representen al menos el 65% de la población, pero, si se les suman otros, podrían conseguirlo.
“Todo el mundo debe entender que tiene que moverse un poco. Y he dicho bien todo el mundo”, aseguró a su llegada a la cumbre Merkel, quien en 2014 intentó bloquear la designación de Jean-Claude Juncker sin éxito.
El tiempo apremia para los mandatarios, que querían lograr un acuerdo antes que la Eurocámara escoja a su presidente. Tras constituirse este martes, los eurodiputados tienen previsto escoger a su líder el miércoles, aunque podría aplazarse de no lograrse un pacto en Bruselas.
Aunque no es una prerrogativa de los líderes, el cargo de presidente de la Eurocámara cuenta en el reparto del resto de cargos en base a equilibrios geográficos, de género y de político, este último mucho más patente tras las elecciones de mayo.
Para lograr una mayoría proeuropea estable en la Eurocámara y en el Consejo, al menos tres familias políticas deben ponerse de acuerdo: PPE (derecha), socialdemócratas y liberales.