Barcelona, España
La madre uruguaya que llevaba una semana en el consulado de Uruguay en Barcelona (noreste de España) entregó este viernes por mandato judicial su hija a su padre español, al que había denunciado por presuntos abusos, informó la Justicia.
“La menor ya ha sido entregada a su progenitor, que es quien tiene la custodia”, informó en un comunicado el Tribunal Superior de Justicia de la región de Cataluña (noreste).
La menor de siete años, objeto de una disputa por la custodia legal entre sus progenitores, abandonó el consulado en un vehículo en compañía de psicólogos y agentes policiales, según constató un fotógrafo de la AFP.
La madre, de nombre María y convertida en una heroína en su país, y los abuelos maternos, que habían viajado desde Uruguay, tuvieron que ser asistidos y abandonaron el lugar en vehículos sanitarios.
La jueza encargada del caso en Vielha, un pueblo montañoso donde vive el padre, había fijado el viernes a las 14H00 (12H00 GMT) como hora límite para entregar a la niña.
Según los abogados de la madre, ella ya había acordado previamente con la policía la entrega voluntaria de la niña antes de esta última resolución de la jueza.
“La madre quería ser ella quien entregara a la niña. Pero cuando salió al rellano del consulado, la niña no hacía que llorar y decir que no se quería ir”, explicó a la prensa la abogada Ester García.
“Finalmente decidimos con la madre que la abrazara y se metiera en el consulado porque si no, no había manera”, añadió la abogada, que también anunció un recurso de apelación para recuperar la custodia de la pequeña.
Enfrente del edificio se concentraron una treintena de manifestantes, en su mayoría uruguayos o miembros de organizaciones feministas, que gritaron a la mujer consignas como “¡María no estás sola!”.
Madre e hija llevaban una semana encerradas en el consulado uruguayo, donde la juez había decretado para el pasado viernes la entrega de la menor al padre, al que había otorgado la custodia.
La entrega no se produjo por la negativa del cónsul, que denunció que la resolución de la jueza vulneraba su estatuto diplomático (no era de su competencia entregarla ni de la jueza exigírselo, según el derecho internacional), y acogió a las dos en sus dependencias hasta este viernes.
El conocido como “caso María”, arrancó en 2016 con una denuncia de la mujer contra el padre, cuando tuvo sospechas de que la niña podría haber sufrido abusos sexuales.
La demanda fue archivada por la justicia española y, tras una denuncia por sustracción del progenitor porque la madre y la hija se habían quedado en Uruguay, fueron obligadas a volver a España, donde comenzó el proceso por su custodia legal.
En el juicio instruido en septiembre, la magistrada no aceptó como prueba las pericias legales realizadas en Uruguay sobre los presuntos abusos sexuales.
En su fallo, en el que sólo permitía a la madre visitas supervisadas de dos horas semanales, achacó a María una “personalidad paranoide” y un intento de alejar a la niña de su progenitor, lo que ha provocado fuerte polémica, en particular en lo que concierne a los argumentos de contenido psiquiátrico esgrimidos por la magistrada.