Este 3 de octubre se conmemoran 36 años de la denominada «Masacre de Albrook», uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de Panamá, ocurrido en 1989 durante la dictadura militar liderada por el general Manuel Antonio Noriega.
En aquella madrugada, once militares panameños fueron ejecutados tras participar en un fallido intento de derrocar a Noriega, quien entonces controlaba el país con mano de hierro. El levantamiento fue encabezado por el mayor Moisés Giroldi, quien, junto a sus compañeros de armas, buscaba poner fin al régimen militar.
Los hechos ocurrieron en las instalaciones del entonces cuartel de Albrook, hoy base aérea del Servicio Nacional Aeronaval (SENAN). Tras la rendición del grupo sublevado, los militares fueron arrestados y, posteriormente, torturados y asesinados, en lo que organizaciones de derechos humanos han calificado como una ejecución extrajudicial.
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La Masacre de Albrook marcó un punto de quiebre en la crisis política panameña, acelerando el proceso que culminó con la invasión de Estados Unidos el 20 de diciembre de ese mismo año y el derrocamiento de Noriega.
Cada año, familiares, excompañeros de armas y defensores de derechos humanos recuerdan a las víctimas, exigiendo memoria, justicia y garantías de no repetición. La fecha sigue siendo un símbolo del costo de la lucha por la democracia y el respeto a los derechos humanos en Panamá.





