Panamá continúa consolidándose como un referente internacional en la producción y exportación de cafés especiales, con una presencia cada vez más destacada en mercados de alto poder adquisitivo como Dubái

El país, reconocido por la diversidad y calidad de sus variedades, mantiene en el café Geisha uno de sus productos más cotizados a nivel global, posicionándolo como un atractivo agrícola y económico de impacto creciente.

La reciente venta récord del café producido en la Hacienda La Esmeralda, adquirida por la empresa Julith Coffee en Dubái para su oferta exclusiva, reafirma la fortaleza del sector. Este tipo de operaciones no solo eleva el perfil del café panameño en el mercado internacional, sino que impulsa directamente la economía nacional al generar divisas, fortalecer la competitividad y promover nuevas oportunidades comerciales.

La provincia de Chiriquí juega un papel central en esta cadena productiva. Allí se concentran fincas que, gracias a sus microclimas, suelos volcánicos y procesos de cultivo altamente especializados, han logrado cultivar cafés de excelencia que se exportan a Asia, Europa, Estados Unidos, Medio Oriente y otros mercados en expansión. 

Esta actividad agrícola sostiene miles de empleos entre recolectores, técnicos, catadores, exportadores y trabajadores de beneficio, contribuyendo a mejorar la calidad de vida en comunidades rurales.

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Para los productores, el posicionamiento del café panameño como producto premium representa una oportunidad clave. Los precios alcanzados en subastas internacionales permiten reinvertir en tecnología, prácticas sostenibles y capacitación, elementos que fortalecen la cadena de valor y aseguran la continuidad del sector. Además, la atención global hacia variedades como el Geisha fomenta el turismo agrícola y atrae inversionistas interesados en productos de origen exclusivo.

El auge de Panamá en el mercado de cafés especiales evidencia el potencial de la producción nacional como motor de desarrollo. La creciente demanda en lugares como Dubái consolida al país como una fuente de café de alta gama y refuerza el papel de los productores chiricanos en una industria que continúa aportando valor económico, empleo y prestigio internacional.

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