Ante el colapso del Puerto Caldera en Puntarenas, Costa Rica, que ha causado desvíos de rutas para numerosos buques con carga navideña, Panamá ha reafirmado su capacidad logística. Max Florez, director general de Puertos e Industrias Marítimas Auxiliares (DGPIMA), destacó que el país canalero “mantiene un sistema logístico robusto” capaz de apoyar a naciones vecinas en situaciones críticas. Según Florez, Panamá ha consolidado su infraestructura como un “pilar fundamental para la región”, respondiendo efectivamente a las necesidades de importadores de Estados Unidos, México, Colombia, Brasil, Jamaica y Haití a lo largo del año.
Debido a la situación en el Puerto Caldera, los importadores costarricenses han optado por transportar sus productos de forma terrestre a través del paso fronterizo de Paso Canoas en Chiriquí, Panamá. Esta alternativa implica un costo adicional de entre 1,000 a 1,500 dólares por contenedor, pero es vista como necesaria para satisfacer la creciente demanda comercial durante la temporada festiva.
En un contexto de incertidumbre, Costa Rica ha anunciado el inicio de una licitación internacional para seleccionar una nueva empresa que operará el terminal de Caldera a partir de 2026, cuando expira el contrato con la actual administradora, la Sociedad Portuaria de Caldera (SPC).
Esta terminal necesita, de manera urgente, una inversión de 30 millones de dólares para realizar mejoras a corto plazo, mientras se trabaja en la construcción de una nueva terminal en Puntarenas.
El desvío de carga hacia los puertos panameños no solo pone de manifiesto la solidez del sistema logístico de este país, sino que también evidencia los retos que enfrenta Costa Rica en su infraestructura portuaria. La situación destaca la importancia de una planificación y gestión efectivas en el sector logístico, especialmente en épocas de alta demanda.
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