Las autoridades rusas rechazaron el viernes las conclusiones de una investigación que vincula el asesinato el año pasado en República Centroafricana de tres periodistas rusos con el grupo paramilitar Wagner, financiado por un aliado del Kremlin.
El reportero Orkhan Dzhemal, el documentalista Alexander Rastorguyev y el cámara Kirill Radchenko fueron asesinados en julio por hombres armados en el norte de la República Centroafricana.
Un medio que pertenece al oligarca ruso exiliado, Mijal Jodorskovski, financiaba el proyecto del equipo que investigaba sobre las actividades de mercenarios rusos en el país africano, en particular el grupo Wagner, que se hizo conocer principalmente en Siria.
Los tres hombres fueron asesinados por un “grupo de hombres de piel negra que hablaba árabe”, que quería despojarlos y al que se resistieron, indicó el Comité de Investigación ruso, a cargo de los principales casos, en un comunicado, retomando la versión adelantada desde el principio por las autoridades rusas.
El jueves, una investigación del medio “Dossier”, también financiado por el oligarca, aseguró que un gendarme centroafricano en contacto con unos rusos vinculados al empresario que financiaría Wagner y al consejero militar ruso en la presidencia centroafricana, seguía al equipo de tres periodistas.
Según esta investigación el chofer centroafricano de los periodistas, presente cuando murieron, utilizaba un nombre falso y transmitía informaciones al gendarme a cargo de seguirlos, precisó a AFP Maxim Dbar, agregado de prensa de Jodorkovski.
Este chofer, continúa esta fuente, les fue recomendado por un periodista de un medio controlado por Ievgueni Prigojin, un empresario cercano al Kremlin que financiaría, según la prensa, el grupo de mercenarios Wagner.
El Comité de investigación calificó esas conclusiones de intento de “justificar” el envío de periodistas “sin protección” a una zona particularmente peligrosa.
Desde que murieron, los oficiales rusos y la prensa cercana al Kremlin pusieron en duda el profesionalismo y la preparación de los tres periodistas.
Rusia dispone oficialmente de instructores civiles en República Centroafricana, en donde desde hace unos meses tiene cada vez más influencia.
Los militares centroafricanos son formados por Moscú en el inmenso palacio de Berengo, a 60 km al oeste de la capital, un lugar en donde vivía Jean-Bedel Bokassa, presidente y luego emperador de 1966 a 1979.
Según fuentes occidentales, estos instructores serían mercenarios muy vinculados a las empresas mineras rusas.
Vladimir Putin reconoció en diciembre la existencia de mercenarios y afirmó que tenían “el derecho de trabajar” en el extranjero siempre que respeten la ley rusa.