China ha resuelto poner coto al número de visitas que los habitantes de Shenzhen podrán realizar a su vecina Hong Kong, decisión con la que trata de apaciguar el malestar creado en la ex colonia británica ante el constante aumento del número de compradores que cruzan la frontera a diario para adquirir artículos en sus tiendas.

Hasta ahora, a los residentes de la industrial Shenzhen se les permitía cruzar esta frontera a diario merced al visado de entrada múltiple. Sin embargo, la nueva normativa establece que desde este lunes solo podrán hacer ese trayecto -que dura escasos minutos en bus o tren- una vez a la semana, según informó la agencia china Xinhua.

Desde principios de año, Hong Kong ha registrado numerosas protestas contra estos compradores de la China continental. Con rudeza y acritud, los hongkoneses se quejan de que este mercadeo desaforado de productos de todo tipo tiene consecuencias nefastas para la población local, como el encarecimiento de ciertos bienes, la subida de los alquileres de los locales comerciales o la saturación de sus calles y del sistema de transporte público.

«El número de visitantes ha puesto demasiada presión en los puntos fronterizos y la capacidad de Hong Kong para absorver a tantos turistas se ha visto desbordada» reconocía una fuente policial a Xinhua. «Por eso el gobierno ha decidido ajustar las políticas de viaje».

 

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