AFP – Washington, Estados Unidos
El Departamento de Seguridad Interior estadounidense (DHS) alertó el martes sobre los riesgos causados por el hacinamiento y la inseguridad en los centros de detención de migrantes ilegales en Texas, donde los congresistas demócratas han denunciado unas “terribles” condiciones de vida.
“Estamos preocupados por el hacinamiento y la detención prolongada, que representan un riesgo inmediato para la salud y la seguridad de los agentes y oficiales del DHS, así como de los detenidos”, indicó un informe de la inspección general del Departamento.
En junio, dos miembros del Departamento visitaron cinco centros de detención cerca de la frontera con México, por donde un gran número de migrantes ha intentado ingresar ilegalmente a Estados Unidos en los últimos meses.
En mayo, 144.000 personas fueron arrestadas y detenidas por la policía fronteriza (CBP). Pero no hay suficiente espacio en estas estructuras ni en los centros de recepción donde normalmente se transfiere a menores y familias.
Según el informe, niños de menos de siete años no acompañados llevaban más de dos semanas esperando su traslado. Normalmente estos deben ser entregados a sus familias o atendidos por agencias gubernamentales en un plazo de 72 horas.
Entre las condiciones de detención que no cumplen con los estándares del Departamento, los investigadores señalan la ausencia de una lavandería, la falta de acceso a una ducha, comidas calientes y la posibilidad de un cambio de ropa.
– Bomba de tiempo –
Algunas fotos muestran a los detenidos en celdas abarrotadas o habitaciones separadas por una malla de alambre. Algunos llevan mascarillas quirúrgicas.
Según un funcionario del centro citado en el informe, la situación es una “bomba de tiempo”. De hecho, ya han ocurrido varios incidentes entre los detenidos.
Otra congresista, Judy Chu, denunció que las condiciones de detenciones eran “espantosas y repugnantes”, mientras que su colega, Madeleine Dean, destacó la “hostilidad de los guardias” hacia la delegación.
La publicación del informe ocurre después de una visita a Texas de congresistas demócratas a centros de detención de la policía fronteriza en El Paso y Clint, dos ciudades fronterizas en México.
El líder de la delegación parlamentaria, Joaquín Castro, destacó frente a la prensa, las celdas de mujeres “sin agua corriente” y donde las detenidas tienen que “beber agua de los retretes”.
Un video filmado de forma clandestina dentro de una celda común sin cama muestra a mujeres en sacos de dormir que le explican al congresista que están privadas de duchas y que no tienen acceso a medicamentos.
“Este momento capta lo que sienten las mujeres bajo custodia de la CBP que comparten una celda abarrotada, algunas retenidas por 50 días, cuando se les niega una ducha hasta durante 15 días y medicamentos vitales”, tuiteó Castro junto con un video. “Para algunas, también significa estar separadas de sus hijos”, agregó.
La congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, quien también visitó esos centros de detención, dijo que los migrantes estaban siendo sometidos a una “crueldad sistémica”.
– Burlas e insultos –
Además de las críticas por las condiciones de detención, la patrulla fronteriza está en entredicho después de que el sitio de noticias independiente ProPublica revelara la existencia de un grupo en la red social Facebook dirigido por algunos de sus agentes.
En ese foro, los policías se burlan e insultan a migrantes y a parlamentarios que se oponen al programa del presidente Donald Trump para combatir la inmigración ilegal.
El grupo se creó en agosto de 2016 y cuenta con unos 9.500 miembros, según ProPublica, que divulgó varios ejemplos de publicaciones que hacían sus integrantes.
La jefa de la Patrulla Fronteriza, Carla Provost, quien tildó los mensajes de los policías como “completamente inapropiados” y “contrarios al honor y la ética”, afirmó haber abierto una investigación sobre este grupo de Facebook. “Cualquier empleado que haya violado nuestros estándares de conducta será responsable”, advirtió.
Esta controversia llega después de una semana marcada por tragedias en la frontera.
La ONG Human Rights Watch denunció la semana pasada la falta de higiene y el hacinamiento en el centro de Clint, que alberga a 300 menores no acompañados. Desde entonces han sido transferidos a otros albergues.
La imagen de los cadáveres de un migrante y su pequeña hija tendidos en las orillas del Río Bravo también conmocionó profundamente a la opinión pública, recordándoles a quienes intentan cruzar la frontera los peligros a los que se enfrentan.
En la primavera de 2018, el presidente Trump decretó la “tolerancia cero” contra la inmigración, en particular al separar a las familias de los migrantes.
Los adultos permanecieron recluidos mientras que los niños se alojaron en centros de recepción, que se saturaron rápidamente. Ante las críticas, Trump anunció que pondría fin a esta medida.