Los nueve jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos comenzaron a analizar el martes un caso sobre el derecho a despedir a un empleado homosexual o transgénero, una audiendia histórica sobre una cuestión que genera profundas divisiones en la sociedad.

Bostock era un trabajador social del estado de Georgia hasta que fue despedido tras incorporarse a un equipo deportivo gay.

Un centenar de personas se reunieron delante de la corte en Washington en apoyo a los derechos de las minorías.

El gobierno del presidente Donald Trump defiende a los empleadores amparándose en una interpretación estricta de una ley federal de 1964 que prohíbe entre otras cosas la discriminación con base en el sexo, que el representante legal del gobierno argumenta se refiere a si naciste mujer u hombre y no a la orientación sexual o la orientación de género.

Así que considera competencia del Congreso la actualización de la ley y no de la justicia.

El máximo tribunal estadounidense también analiza por primera vez el caso de una persona transgenero luego de que Aimee Stephens registrada como hombre al nacer fue despedida de una funeraria en Detroit donde trabajó seis años, dos semanas después de que anunció a su jefe su decisión de asumir su identidad femenina.