Una investigación sobre las evidencias científicas y estudios epidemiológicos existentes sobre el COVID persistente concluye que su alcance podría estar sobredimensionado y que sus síntomas podrían estar asociados, en muchos casos, a otras patologías que no estarían siendo tratadas.

Las conclusiones de esta revisión científica, realizada por investigadores de Dinamarca, Estados Unidos y el Reino Unido y publicada en la revista BMJ Evidence-Based Medicine, apuntan a la necesidad de una definición más clara de qué es el COVID persistente, y de estudios de control y seguimiento de casos mejor diseñados y en una escala de tiempo mayor.

En el presente estudio, los autores han definido el COVID persistente como un síndrome o síntomas individuales que pueden considerarse secuelas directas del virus, SARSCoV-2, y duran al menos 12 semanas.

Insisten, además, en que algunas de las patologías asociadas al COVID persistente, como el síndrome post-UCI -debilitamiento y fatiga tras pasar por cuidados intensivos- son comunes a quienes padecen otros virus respiratorios como la neumonía grave.

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