Los supervivientes del último reducto del grupo Estado Islámico (EI), al este de Siria, salen cargando pesadas mochilas o cojeando con ayuda de muletas, mientras las fuerzas antiyihadistas apoyadas por Washington esperan el jueves a reanudar la ofensiva contra el último pedazo del “califato”.

El éxodo parece interminable. Día tras día, miles de hombres, mujeres y niños, salen del pedazo de territorio aún controlado por los yihadistas en el pueblo de Baghuz, en los límites orientales de Siria. Algunos son originarios de Siria e Irak y otros de Europa, del Magreb o de otros países extranjeros.

Esta afluencia sorprendió a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), la alianza kurdo-árabe que lucha contra el EI con el apoyo de la coalición internacional anityihadista liderada por Estados Unidos.

Las operaciones militares tuvieron que ralentizarse para permitir estas evacuaciones, pero las FDS avanzaron lentamente sobre el terreno, reconquistando hace unos días una parte del sector yihadista, que ya solo cubre campos y un campamento informal de “tiendas” a orillas del río Éufrates.

El miércoles, camiones de las FDS descargaron en una posición cerca de Baghuz a cientos de mujeres, hombres y niños salidos del reducto del EI. Aturdidos, estos supervivientes cuentan el caos.

“Excavamos túneles bajo tierra y los recubrimos con sábanas, eso son las tiendas”, explicó a la AFP Abu Mariam, de 28 años.

Tras los disparos de artillería y los ataques aéreos de la coalición, los heridos son muchos. Los hombres, pero también niños, huyen con ayuda de muletas. Algunos sostienen en la mano goteros de sangre, otros tienen la cabeza y las piernas vendadas. Todos parecen físicamente quebrados, constataron los equipos de la AFP.

Para identificar a los yihadistas, que serán detenidos, los combatientes de las FDS y las fuerzas de la coalición en el terreno les registran e interrogan.

– Repliegue hacia el río –

Las mujeres con niqab negro, cargadas con maletas sobre las que van sus hijos, con pesadas mochilas y hatillos, se ven sometidas a procedimientos similares.

El jueves, una fuente de las FDS afirmó que los yihadistas y sus familias aún presentes en el reducto retrocedieron a sectores cerca del río.

Tras un ascenso fulgurante en 2014, el EI proclamó en junio del mismo año un “califato” en grandes regiones en Siria e Irak. Los yihadistas se apoderaron incluso de grandes ciudades, como Mosul en Irak y Raqa en Siria.

Miles de extranjeros, entre ellos europeos, se unieron entonces a los yihadistas. Pero frente a varias ofensivas en los dos últimos años, el territorio de la organización ultrarradical se redujo drásticamente.

Los periodistas que cubren las grandes batallas contra el EI nunca pudieron presenciar la rendición de los yihadistas y la derrota de una organización que sembró el terror con mortíferos atentados en Oriente Medio, en Europa y otras regiones del mundo.

Cerca de 58.000 personas, principalmente familias de yihadistas, salieron ya de Baghuz desde principios de diciembre, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Entre estas, más de 6.000 yihadsitas fueron detenidos, según esta fuente.

– “Muy debilitados” –

Los civiles evacuados, entre ellos esposas e hijos de yihadistas extranjeros, son trasladados a campos de desplazados del noreste de Siria. En especial el de Al Hol, donde decenas de miles de personas viven apiñadas en duras condiciones, denunciadas por las ONG.

El jueves, un corresponsal de la AFP vio diez camiones-remolques salir de la región de Baghuz hacia los campos.

El miércoles, unas 4.000 personas llegaron al campo, “prácticamente solo mujeres y niños”, según el Comité Internacional de Salvamento (IRC).

“Muchas personas están muy debilitadas o tienen heridas que afectarán para siempre a sus vidas”, lamentó la ONG, destacando la vulnerabilidad “de numerosas mujeres embarazadas y mamás de recién nacidos”.

La pérdida de Baghuz significaría para el EI el fin territorial del “califato” en Siria, tras la derrota en Irak en 2017.